Lorena NOSTI

Es profesor de Derecho Internacional Privado en la Universidad de Granada, pero jura que «no se nota demasiado». Andrés Sopeña abrió ayer en el Centro de Cultura Antiguo Instituto las Jornadas «La escuela en la literatura y la literatura en la escuela» desde su doble posición de docente y de escritor, marcado por ser el autor de una de las obras de referencia acerca de la escuela nacionalcatólica: «El florido pensil». Sopeña llenó de risas un salón de actos abarrotado en un repaso en primera persona de la educación nacionalcatólica caracterizado por el humor y la comicidad.

-¿La situación de la educación en España es tan buena si la analizamos sin comparar?

-Cuando hablo de la escuela del franquismo, evidentemente con un espíritu crítico, parece deducirse que estoy a favor de su alternativa, de esta escuela actual, pero no es así. Me parece que la escuela está siendo un gran fracaso. Y no el fracaso escolar del que se habla. Los que están fracasando no son los alumnos que no saben leer bien o usan los dedos para sumar cantidades ridículas, sino el sistema. Y lo que no tiene sentido es que en un sistema democrático fracase la educación, porque lo que significa es francamente duro: que no puso el énfasis donde tenía que ponerlo, porque la clave de bóveda de una sociedad democrática es el sistema educativo.

-El último «informe PISA» reflejaba una buen nivel en matemáticas, pero un fracaso en comprensión lectora. ¿Puede aspirar a algo un país que no entiende lo que lee?

-Puede aspirar a poco, pero a lo mejor es que no interesa que los ciudadanos aspiren a más. Lo que evidentemente hay detrás de un proyecto educativo es un proyecto de ser humano. Habría que preguntar a los encargados de esto qué tipo de ciudadanos quieren formar para hacerme una idea y, si estoy de acuerdo, colaborar. Pero es que no tengo la menor idea de lo que pretenden. No se da metodología del estudio. Cualquiera con dos dedos de frente sabría que enseñar a estudiar, a resumir, a extraer ideas fundamentales y dejar fuera las accesorias es fundamental.

-La metodología cambió. Ahora la memorización ha pasado a mejor vida. ¿Ya no es necesaria?

-No, eso es un error. Una cosa es la memoria y otra la memorización. La memorización es una barbaridad porque memorizar sin comprender es absurdo. Pero una cosa bien explicada se queda.

-De la enseñanza nacionalcatólica a la actual, ¿se ha pasado de un extremo a otro, del profesor que le pega con la regla a un alumno al alumno que agrede al profesor?

-Hay una especie de teoría pendular de la Historia y efectivamente se han dado algunos bandazos. Creo, sin embargo, que algunas fórmulas que se están proponiendo de regreso a otros tiempos no sólo no son útiles, sino que además no van a funcionar porque lo que ha cambiado es la sociedad. Estas fórmulas de volver a la autoridad, a hablar de «usted» al maestro, son excesivamente superficiales y no calan en el verdadero problema. Una de sus dimensiones es la familia, porque es muy responsable de lo que está pasando. Y responsable no quiere decir culpable. Si el sistema está construido de tal manera que el personal tenga que trabajar diez horas diarias y no puedan atender a los hijos, no lo sé, pero lo que no puede ser es que vean la televisión tres horas diarias. Y no por lo que hacen, sino por lo que dejan de hacer.