Eloy MéNDEZ

Tal día como ayer hace dos siglos, el polígrafo gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos abandonaba su celda en el castillo mallorquín de Bellver tras casi ocho años de reclusión forzada, ordenada durante el reinado de Carlos IV. Por este motivo, Gijón y Mallorca vivieron ayer una jornada de hermanamiento que contó con actos en ambos lugares para celebrar la efeméride de la liberación de una de las figuras más preclaras de la Ilustración española y personaje clave en la transición entre los siglos XVIII y XIX. La plaza del Seis de Agosto fue el lugar escogido por la Fundación Foro Jovellanos del Principado para rendir tributo a la obra y figura del ilustre gijonés con un breve discurso pronunciado por su presidente, Jesús Menéndez, y una ofrenda floral en la que participó la concejala de Participación Ciudadana y Consumo, Pilar Pintos.

«A Jovellanos le importaba más buscar el desagravio por una prisión que había sido injusta, antes que la propia libertad», aseguró Menéndez Peláez durante el acto al que asistieron una veintena de ciudadanos y una delegación municipal formada, además de por Pilar Pintos, por los ediles del PP Manuel Pecharromán y Luis Crego. Menéndez Peláez resumió el periplo que vivió Jovellanos durante los primeros meses transcurridos después de que se le comunica su liberación por orden del monarca Fernando VII. «Su salud estaba muy quebrada y quiere volver para Gijón cuanto antes para impulsar el Real Instituto», manifestó Menéndez Peláez. Sin embargo, el hijo predilecto de la villa no regresará a ella hasta más de tres años después, el 6 de agosto de 1811 (fecha que inmortaliza en la gijonesa plaza), después de recorrer varias regiones y ciudades españolas. «Una vez que es liberado, Jovellanos recibe grandes presiones para aceptar formar parte del Gobierno de José Bonaparte», después de que los franceses ocuparan el Gobierno en Madrid, subrayó ayer Menéndez Peláez. Sin embargo, el ilustrado decide rechazar la oferta y se pondrá al frente de la representación de la Junta de Asturias, que luchaba por expulsar al Ejército invasor del territorio español.

A pesar de que en su tiempo Jovellanos fue catalogado como afrancesado, es decir, proclive a implantar en España determinados aspectos del cuerpo jurídico y administrativo de Francia, Menéndez quiso dejar claro ayer que «la historiografía de hoy revela que siempre se mantuvo fiel a su patria y fue un gran abanderado de las Cortes de Cádiz», celebradas en 1812, un año después de su muerte en la localidad naviega de Puerto de Vega y que dieron como resultado la primera Constitución liberal española.

Pero la liberación de Gaspar Melchor de Jovellanos no sólo fue celebrada ayer con el solemne acto de la plaza del Seis de Agosto de Gijón, sino que sus ecos llegaron hasta las Islas Baleares, territorio en el que sufrió el cautiverio. Algo que también quiso recordar el presidente de la Fundación Foro Jovellanos. Jesús Menéndez hizo hincapié en señalar que el Gobierno del archipiélago mediterráneo ha declarado 2008 como «año jovellanista» en la comunidad autónoma. Además, hizo referencia al viaje que inició ayer el concejal de Cultura de Gijón, Justo Vilabrille, a Mallorca para presentar los actos que se celebrarán durante los próximos doce meses en memoria de Jovellanos.