A. RUBIERA

Mercedes Cepeda es doctora en Farmacia y diplomada en Alimentación y Nutrición por la Escuela Nacional de Sanidad. Como muchos compañeros y expertos farmacéuticos, también a ella se le ponen «los pelos de punta» cuando se le citan los «productos milagro». Porque, como explica, están presentes por las calles de cualquier ciudad y constituyen un mercado de primer orden. «La gente busca el milagro donde sea, y eso es muy peligroso», sostiene.

Para esta experta, el éxito de las dietas y los «productos milagro» tiene su caldo de cultivo en una realidad: «Que estamos en una sociedad donde existe una gula desorbitada». Ese descontrol y falta de formación en cuestión alimenticia favorece que haya dos claros perfiles de clientes y consumidores de «productos milagro». «Unos son los que, en su desorden, quieren comerlo todo y luego sólo buscan algo que les haga vomitar o defecar fácilmente, sin importarles el estar pagando dos veces, una por comer y la otra por "descomer". El otro perfil es el de aquella persona que reconoce tener un apetito y una gula tremendos y nos pide a los especialistas que le demos algo que le impida picar entre horas, algo que modere esa ansia de comerlo todo».

«Están por todas partes»

Para esas personas, que son un número considerable de la población de los países desarrollados, existe el recurso de los «productos milagro», que, según Cepeda, «están por todas partes. Yo misma tengo un dossier en el que recopilé todos los anuncios que aparecen en cualquier esquina de una calle con el reclamo "¿Quiere usted adelgazar?" y la fotografía de dos personas que simulan ser la misma y, si nos fijamos, no se parecen en nada; o los anuncios que se ponen en los lugares más visibles de los gimnasios, o en cualquier revista de lectura o programa de radio... Sus campañas de marketing y publicidad son inmensas, te captan con la ilusión del vientre plano, el pecho firme, buenos muslos...», enumera.

Y lo malo, dice, «es que muchos nos quieren utilizar a nosotros, los farmacéuticos, como vía de acceso al cliente. Pero la realidad es que lo desconocemos todo de esos productos: su composición, sus riesgos... todo».

Por su experiencia del sector, en la actualidad los productos adelgazantes están moviendo «muchísimo dinero, y eso se nota en que aparecen con una campaña de publicidad enorme, que les permite una introducción amplísima, y para cuando se detecta algún problema ya no se sabe dónde buscar a la empresa comercializadora». En cuanto a los riesgos y la toxicidad que pueden llevar asociados, Cepeda asegura que «sólo podemos imaginar. Normalmente están comercializados por la vía de productos alimentarios, y esa manga es tan ancha que pueden llevar cualquier cosa en la composición. Sólo se verifica cuando hay alguna alerta sanitaria, como puede haber ocurrido ahora». Mercedes Cepeda considera que «hay un descontrol tremendo sobre estos productos, que son cantidad», pero no cree que sea por falta de voluntad administrativa, «sino porque no hay suficientes administrativos para llevar adelante la voluntad de las instituciones».

También considera que la población está suficientemente informada sobre estos productos, «lo que ocurre es que hay muchas personas que no quieren oír esa información y que buscan el "milagrito" donde sea y como sea». Para ellas, sólo hay una dieta milagro: la educación en el comer y el ejercicio físico.