L. NOSTI

Nació a la vida editorial en tierra asturiana, recorrió medio mundo y hoy, veinte años más tarde, puede presumir de haber entrado en 18 millones de hogares. «Un viejo que leía novelas de amor», la primera novela del escritor chileno afincado en Gijón Luis Sepúlveda, cumple dos décadas de vida con un pasaporte repleto de sellos y un cariño especial a aquel que abrió la espita allá por el año 1988, cuando un buen amigo le habló a Sepúlveda de un premio muy reconocido en una ciudad del norte de España llamada Oviedo.

La historia de Antonio José Bolívar Proaño y su vida en El Idilio, en pleno Amazonas, donde sus novelas de amor eran el refugio de un anciano solitario ante la barbarie del momento, cautivó al jurado del premio de novela «Tigre Juan», otorgado por el Ayuntamiento de Oviedo, el Principado de Asturias y Tribuna Ciudadana, hace ahora veinte años y, desde entonces, con 18 millones de ejemplares vendidos y más de 70 ediciones después, la opera prima narrativa de Luis Sepúlveda ha sido traducida a más de 60 lenguas. «Probablemente, estamos ante el tercer libro más traducido del español después del "Quijote" y "Cien años de soledad"», admitió su autor, que hace apenas una semana recibía en Italia un homenaje por rebasar los 5 millones de ejemplares. Muy atrás queda el tímido millar editado a raíz del premio que le dio vida, de la mano de la desaparecida Ediciones Júcar y de Silverio Cañada.

En 1989, al regresar a Chile tras sus años de exilio en Alemania, se encontró «con una edición de muy mala calidad que había sido sacada de forma clandestina y que, por razones que desconozco, al año siguiente alguien llevó a la Feria del Libro de Fráncfort y le hizo llegar a la todavía hoy editora francesa especializada en literatura latinoamericana Anne Marie Metaillie». En aquel entonces, «un amigo me recomendó que contratara a una agente, que lo fue hasta su muerte hace un par de años, la alemana Ray Güde Martin, y alguien de Tusquets decidió publicarla en España». Desde ahí, la carrera de esta obra fue imparable, hasta convertirse en lectura recomendada en los centros escolares de distintos puntos del país y permitir a su autor vivir de la literatura, escribiendo historias como «Últimas noticias del Sur», que se publicará próximamente, o «Los años felices», en cuyo proyecto trabaja el escritor chileno aunque se publicará ya «a medio plazo».

«Me gusta que mis libros hablen por mí», señaló Sepúlveda. Siguiendo esa premisa, «Un viejo que leía novelas de amor» tendría mucho que decir desde lo más alto de la Torre de Babel.