R. G.

«De tragedias como esta podemos derivar la necesidad que tienen los enfermos mentales de contar con una atención global, que se debe conseguir con el aumento de los recursos destinados a este tipo de pacientes». Son las palabras de Nel González, el presidente de la Asociación de Familiares de Enfermos Mentales de Asturias (Afesa), que se muestra sorprendido de que «un jurado por fin llegue a convencerse de que el acusado padecía una enfermedad mental severa y que tenía que tenerse en cuenta a la hora de condenarlo».

González está de acuerdo con la magistrada de la Sección Octava de la Audiencia Provincial Alicia Martínez y asegura que «las personas que padecen una enfermedad mental no tienen conciencia de que estén enfermos y, por tanto, abandonan la medicación». El caso del asesinato de Borja Solar y la sentencia del tribunal han vuelto a poner sobre la mesa el debate. ¿Qué se debe hacer con estos enfermos mentales? Desde Afesa se muestran convencidos de que «los psiquiátricos son algo, felizmente, olvidado, porque a este tipo de enfermos no se los debe recluir, sino que tienen que estar bajo la atenta mirada de la sanidad y de los responsables de darles las medicinas». Para solucionar el problema proponen tratamientos que los enfermos no quieran rechazar por sus efectos secundarios.

En la asociación asturiana que reúne a los familiares más afectados por estas enfermedades mentales también piden la reforma del Código Civil para que se pueda permitir a los padres o responsables de estas personas que mediante la orden de un juez y con la correspondiente revisión médica se pueda llegar a obligar a un enfermo mental a tomarse su medicación. Es una vieja revindicación que llevan a cabo desde la asociación y que han dado en denominar tratamiento ambulatorio involuntario (TAI).