A. FERNÁNDEZ

Los técnicos municipales valoran en medio millón de euros la parcela de 368 metros cuadrados que la familia Uría heredó de Josefa Díaz en la confluencia de las calles Magnus Blikstad y Constitución. Los peritos consideran que al no ser la finca edificable, según el PGOU, no se puede valorar como tal y aplicaron los baremos correspondientes. La cantidad dista mucho de los cuatro millones que, como media, estipularon los dos peritos contratados por la familia y de los dos millones que podría haber ofrecido un constructor por la finca.

Los responsables municipales ya se pusieron en contacto con el abogado de la familia José Bordíu Cienfuegos-Jovellanos, para iniciar las conversaciones para la adquisición de la finca y, aunque ayer ya hubo un primer contacto, será la próxima semana cuando se reúnan formalmente. El letrado afirmó que «no se me comunicó valoración alguna», aunque señaló que «cada uno hace la valoración que considera» y se remitió a las negociaciones a entablar. «Esperamos que nos vuelvan a llamar y ya veremos como se desarrolla todo». Los Uría están pendientes de que el Ayuntamiento les de permiso para cerrar su propiedad, pero los técnicos no tienen claro que se pueda vallar.

El portavoz de la familia, Alfredo Uría, aseguró desconocer también la valoración municipal, pero señaló que medio millón de euros es una cantidad «muy divergente» con las cifras que maneja la familia.

El Ayuntamiento reconoce que los copropietarios pueden vender la finca al mejor postor y no descarta que, en caso de no llegar a un acuerdo y atendiendo a su interés público, se pueda expropiar la parcela por la que en la actualidad pasa la carretera, una acera y una zona verde y que, además, influye en la entrada de un garaje y del edificio número 88 de la avenida de la Constitución.

Los copropietarios celebrarán el próximo miércoles una importante reunión, a las 18:00 horas, en la que, además de éste tema, acordarán medidas para tomar posesión efectiva de la parcela, impidiendo el paso y el aparcamiento en la misma por ser una «propiedad privada».