J. M. CEINOS

José Luis Riesgo Menéndez nació en la parroquia rural gijonesa de Serín el 20 de octubre de 1934, «en plena Revolución del 34», como afirma. Estudió en la Escuela Nacional de Serín «con un maestro genial, Juan Manuel Rubio, que peleaba con sesenta "animalinos" de seis a catorce años y podía para todos». Luego, en la Escuela de Comercio de Gijón, obtuvo el título de profesor mercantil, y desde entonces no paró. «Trabajé en Garmoré desde 1957 hasta 1985, pero antes hice muchas cosas: anduve de casa en casa vendiendo insecticida para el escarabajo de la patata, también fui piñero, o sea, vendía piñas para encender las cocinas de carbón; también puse una escuela en un barrio de Serín, en el Gallinal; trabajé en la Azucarera de Veriña... Pero siempre me consideré vago, y es que prefiero un vago a uno de esos trabajadores "feroces" que sólo piensan en trabajar, ya que si lo hace mal, menudo el estropicio, en cambio, el vago no estropea nada y discurre más».

Fue consejero de la Sociedad Regional de Promoción y presidente de la Cooperativa de Agricultores de Gijón entre 1971 y 1978; secretario de la Caja Rural de Gijón desde 1968 hasta 1971, y desde entonces su presidente, «el 27 de marzo hizo 37 años que me eligieron la primera vez». Ahora afronta la jubilación y es presidente de la Caja Rural de Gijón en funciones hasta la toma de posesión de su relevo. Soltero, «a las que me gustaban a mí no les gustaba yo», José Luis Riesgo, a pesar de definirse como un «vago», es un corredor de fondo, tal vez debido a que «en Serín teníamos suerte, había tren, pero desde mi casa a la estación había que caminar dos kilómetros al lado de las vías».

-¿Qué cambió en el campo desde entonces?

-Muchas cosas, por ejemplo, en el año 1991 todavía cobraban leche en la Caja Rural 900 ganaderos y ahora son unos 140.

-¿El gran cambio se produce después de la entrada de España en el Mercado Común?

-Con la entrada se acentuó, pero el cambio ya había empezado antes, el trabajo en el campo es duro, especialmente la ganadería de leche es muy esclava, hay que catar todos los días del año dos veces al día, aunque ahora se haga con máquinas.

-¿Un cambio para bien o para no tan bien?

-Para el colectivo general la entrada fue buena, pero para el campo asturiano creo que no fue tan bueno, todavía ahora los franceses traen leche más barata que la de aquí, aunque para los consumidores es bueno; fue inevitable, la duda es si la entrada se negoció bien o no.

-¿Qué es una caja rural?

-Pues una entidad financiera como otra cualquiera, como un banco o una caja de ahorros, con la diferencia de que un banco es una sociedad anónima; una caja de ahorros, una entidad prácticamente de derecho público, y las cajas rurales son sociedades cooperativas con unos socios que son los dueños de la entidad.

-¿Cuántos socios tiene la de Gijón?

-Cerca de 5.000, la mayoría, de Gijón.

-¿Cómo se entra en el club?

-Cualquiera puede sor socio, se solicita y se hace una aportación al capital.

-¿De cuánto?

-Hablamos de 25.000 de las antiguas pesetas, con un tope hasta 2.100.000 pesetas, pero sólo hay dos personas que tengan actualmente ese tope.

-¿Cuál es la estructura de la Caja?

-Tenemos nueve oficinas y cincuenta y tres empleados de plantilla, y participamos en la Sociedad Regional de Promoción, en Ascar y en el Banco Cooperativo Español...

-¿Mucha competencia?

-La competencia es igual para todos.

-¿La Caja Rural entra en el mercado hipotecario como los grandes de la banca?

-Aumentamos las hipotecas, pero con mucho tiento, el tamaño nos obliga a no ser muy alegres. Además, ahora mismo el Banco de España ve fatal la compra de terrenos (para la construcción).

-¿Hay crisis?

-Está en la calle, pero en Asturias el sector está menos mal que en otros sitios, y en Gijón, con todo lo que está programado, por ejemplo con todas las viviendas que se harán en Roces, creo que se notará menos que en otras partes; no será como en los años ochenta, con la reconversión industrial, ya queda poco por reconvertir.

-¿Cómo ve el futuro?

-Habría que tener una bola de cristal, no lo sabe nadie.

-¿En los últimos años nos olvidamos de una de las grandes verdades económicas: el ahorro es la base del capital?

-Hay muchos factores, pero creo que fundamentalmente son dos: uno de ellos es el cambio del euro, que por una parte nos beneficia mucho, pero por otra nos impide vender fuera, y luego está la energía; mire, tengo un coche diésel que va a hacer diez años ahora y en el concesionario, en Lugones, me lo dieron con el combustible justo para llegar a la gasolinera de Pruvia; bueno, llené el depósito y me costó 3.600 pesetas, llenarlo hoy me cuesta del orden de los 60 euros, o sea, unas 10.000 pesetas, eso es así, y la moratoria de la energía nuclear nos causó mucho daño.

-Se define como un «ácrata de derechas», ¿en qué consiste?

-Digamos que, como me dijo en cierta ocasión un inspector del Banco de España, «usted es un liberal». ¿Qué es un liberal?, pues quien piensa que lo que pueda hacer la sociedad, que no lo haga el Estado.

-¿La zona rural de Gijón está cada vez más llena de viviendas?

-Está cambiando, pero no está destruida; me acuerdo de cuando los praos llegaban casi hasta la Puerta de la Villa.

-¿Qué epílogo le pondría al final de su vida laboral?

-Estoy contento con lo que hice, entré en estas organizaciones por un señor de Serín que dijo que allí había uno muy listo, pero nunca hice nada por estar en los sitios. Soy vago, aunque para algunos tengo fama de trabajador, y el saber me divierte.

-¿De quién aprendió?

-En 1968, cuando me nombraron secretario de la Caja Rural de Gijón, la entidad era una miajina, por eso fui aprendiendo con ella, crecimos juntos, yo en el saber, y la Caja, en el tamaño. Aprendí por el mero transcurso del tiempo.

-¿Por qué no hubo fusión entre la Caja Rural de Gijón y la de Asturias?

-Hay que tener la idea de que no y ya está. Además, nunca nadie nos planteó directamente la fusión de las dos cajas.

-Sin tratar de inmiscuirse en lo que deba hacer quien le sustituya, ¿por dónde debe seguir la Caja Rural de Gijón?

-Que siga creciendo con prudencia, sobre todo en estos tiempos en los que no sabemos lo que puede ocurrir. Así fue como se hizo, la Caja surgió de nada, con cuatro perras que puso la Cooperativa de Agricultores. Ahora hay una base buena, estamos bien de recursos propios, y en el primer trimestre del año fuimos bien.

-O sea, aplicar la filosofía de la aldea: mejor comprar que vender...

-Hace unos días un amigo me contó una anécdota de un pariente que tiene en Llanera de 92 años. Fue alguien a comprarle una finca y le contestó: «Yo no vendo, yo compro». Con 92 años es un optimista. Presidente en funciones de la Caja Rural de Gijón

«La entrada en el Mercado Común fue inevitable; la duda es si se negoció bien o no»

«Nunca nadie nos planteó directamente la fusión de la Caja Rural de Gijón con la de Asturias» Después de 37 años al frente de la Caja Rural de Gijón a José Luis Riesgo Martínez (Pepe el de la Caja) le llega la hora de pasar los bártulos de la presidencia. En la siguiente entrevista recuerda su vida laboral y opina sobre la situación económica.

«El cambio del euro por una parte nos beneficia mucho, pero por otra nos impide vender fuera»