Eloy MÉNDEZ

No hay vuelta atrás y la fusión entre el Grupo Covadonga y el Centro Asturiano de La Habana debe llevarse a cabo dentro de un mes, toda vez la Audiencia Provincial eleve a definitiva su sentencia en la que desestima el recurso de apelación contra el proceso, presentado por el socio grupista expulsado Felipe Aller Celemín. Ésta es la postura de la directiva del Centro Asturiano en virtud del acuerdo firmado el pasado 10 de enero por el presidente de esta entidad, Juan José García Rúa, y el ex presidente grupista, Ángel Cuesta. Sin embargo, desde el Grupo se recuerda que la sentencia no será firme hasta que se pronuncie el Tribunal Supremo, algo que, si finalmente prospera el recurso de casación presentado por Aller Celemín, podría no ocurrir hasta dentro de varios años. «Tomaremos las medidas que sean oportunas si pasa un mes y no hay movimientos», aseguró ayer Marco Tuñón, presidente en funciones del Centro Asturiano.

Lo cierto es que la inquietud se ha instalado entre los dirigentes de la entidad de Mareo después de que el actual presidente del Grupo, Enrique Tamargo, asegurase en la asamblea del club celebrada este lunes que «hablaremos de la fusión cuando haya una sentencia en firme». Una frase enigmática que podría vaticinar un nuevo retraso en el proceso, después de tres años de negociaciones. «Nosotros tenemos firmado un acuerdo que dice que, en cuanto la Audiencia Provincial nos diera la razón, tenemos un mes para llevar a cabo la fusión», afirmó Tuñón. Esa postura no es compartida por parte de miembros de la actual directiva grupista, que aseguran que en el contrato firmado a principios de año se incluyó la palabra «firmeza». «Una sentencia no es firme hasta que habla la instancia superior y no sabemos todavía si el Supremo se va a pronunciar», manifestó ayer Diego del Valle, secretario del Grupo. Misma opinión manifestó el ex- presidente de la entidad, Ángel Cuesta. «Lo que yo acordé se refería a cuando haya una sentencia firme y, de momento, no la hay», dijo para después dejar claro que «ahora yo estoy retirado y esto lo deben gestionar otros».

Será por tanto Enrique Tamargo el que deba capitanear un proceso enrevesado y que tiene visos de convertirse en un convulso debate. Porque si la intención del nuevo presidente grupista es volver a consultar a los socios sobre el proceso de fusión, deberá hacerlo a través de la celebración de una asamblea extraordinaria, ya que los estatutos sociales de la entidad no admiten otra posibilidad. Esa asamblea debería convocarse con quince días hábiles de antelación. Y si, finalmente, el Centro Asturiano inicia acciones legales contra el Grupo en el plazo de poco más de un mes, la celebración de esa asamblea podría carecer de sentido, ya que el tema estaría en manos de la Justicia, una vez más.

Para rizar más aún el rizo, hay quien opina que el acuerdo firmado en enero por García Rúa y Cuesta no tendría validez, pues es un documento elaborado por los presidentes de dos entidades sin el aval de sus respectivas asambleas de socios. Todo estos está siendo analizado por expertos juristas para el Grupo. Otros entienden que la firma del ya ex presidente sólo prorroga un acuerdo anterior, de julio de 2007, y que sí contaba con el respaldo del mandato asambleario. Sobre este tema, en la directiva del Centro Asturiano no tienen dudas y se aferran a ese documento para conseguir la ansiada fusión. «Está todo bien claro», aseguró Tuñón, quien añade que «hasta que la Audiencia no haga definitiva la sentencia no voy a pensar ni un minuto en el tema, pero en cuanto lo haga, empezaremos a actuar y no vamos a parar». Es muy probable que la sección séptima de la Audiencia cumpla este requisito formal a principios de la próxima semana.

También determinante será conocer cuál es el camino que definitivamente recorrerá el recurso de casación que Aller Celemín presentará ante el Tribunal Supremo. En primer lugar, el alto tribunal deberá admitir a trámite dicho recurso. Una vez admitido, falta por ver si Celemín solicitará la suspensión de la ejecución de la resolución emitida por la Audiencia, para lo que, probablemente, deberá, en principio, respaldar su decisión con una caución económica importante. El propio Celemín manifestó que si se produce la fusión antes de que se pronuncie el Supremo en base al acuerdo del 10 de enero y tal y como pretende el Centro Asturiano, «se cometerá una ilegalidad».

Por lo tanto, el proceso de fusión entre el Centro Asturiano de La Habana y el Grupo Covadonga, que se inició hace ahora tres años, lejos de ver la luz al final del túnel parece haberse metido en un callejón sin salida del que sólo la voluntad por ambas partes podrá sacarlo. Algo que, a día de hoy, no está garantizado.