Covadonga JIMÉNEZ

Emilio Gumiel es un hombre que vive pegado al terreno. Su formación mixta en Geología y Economía le aporta una doble visión de dos sectores que han marcado el cambio de ciclo económico en el Principado. Trabajó en investigación en las empresas mineras, llegando a ocupar el cargo de director de Minería e Industria de Asturias en el primer Gobierno de Pedro de Silva. Desde 1989 está vinculado al Ayuntamiento de Gijón, donde ha desarrollado su otra faceta como gran conocedor del mundo empresarial. Ha sido uno de los artífices del proyecto del Parque Científico Tecnológico de Cabueñes, la cuna de la innovación en Asturias, que dirige desde el 30 de octubre de 2000.

-No todo el mundo entiende lo que es la innovación.

-Normalmente es un concepto que no se entiende porque son empresas que no se abren mucho al público, pero en los últimos años se ha logrado crear una imagen de innovación asociada a algo moderno, de futuro. Quizá en Asturias, que hay una cultura muy ligada a la ingeniería, pues se asocia innovación a ingeniería, que es la empresa del conocimiento tradicional y la de mayor presencia en el Parque Tecnológico, junto con las de desarrollo informático.

-¿Por qué se excluyó la rama biosanitaria del parque?

-El de Gijón vino marcado por la cosecha de la Universidad. Lo que sale del campus es lo que marcó este parque tecnológico. Lo que no sé es si el campus está orientado por la industria que había en Asturias y eso, de alguna manera, dio lugar a ingenierías y éstas a su vez fueron las que marcaron las titulaciones, o fue al revés, pero hay una relación muy clara entre titulaciones del campus de Gijón, las ingenierías y, en consecuencia, el parque. Otros parques son mucho más variados quizá porque reciben más fuentes de alimentación. El de Gijón se parece más a los parques científicos de las universidades.

-¿Cuál es la ventaja de una gestión cien por cien municipal?

-Hay una ventaja enorme: lo inmobiliario va en segundo lugar, no hay preocupación por vender ni por cubrir resultados. Lo inmobiliario, tanto en los edificios en alquiler como la venta de parcelas, es un instrumento de desarrollo, pero no el fin último del parque. En cambio, la mayoría de los que hay en España tienen un carácter inmobiliario muy fuerte.

-Ahora que la innovación tiene nombre propio en un Ministerio, ¿qué espera del «proyecto Garmendia»?

-Espero que se traduzca en ir puliendo algunas aristas que todavía hay para que funcione mejor el sistema, por ejemplo, con la Universidad. Todo el mundo quiere que se meta a innovación, que venda mejor lo que hace, que lo venda más continuo y más potente, pero tiene problemas porque en sus reglamentos internos tampoco se ve demasiado bien.

-¿No se favorecen las actividades emprendedoras desde la Universidad?

-No lo prohíben, pero tampoco lo favorecen, y el profesor lo que busca es hacer méritos para el historial académico y poder ascender. Frente a esto, ahora tenemos una baza buenísima: el nuevo secretario de Estado de Universidades e Investigación es el rector de la Universidad de Barcelona, que fue director del Parque Científico de Barcelona, Marius Rubiralta. Era una de las personas que propugnó la idea de que la Universidad saliera a vender su producto, buscando fórmulas mixtas. Su nombramiento es una baza muy buena para el sector de la innovación.

-¿Qué le pediría al nuevo equipo rectoral?

-Hace falta dar un salto para montar algo ya más comprometido con la empresa y sacar fuera ese conocimiento que tiene la Universidad. El campus de Gijón es el que más relaciones tiene con la industria, pero le falta dar ese impulso definitivo y el sitio ideal para esa conexión es el Parque Tecnológico. Las universidades que tienen su parque científico es donde meten estas iniciativas empresariales.

-¿La Universidad de Oviedo no ha sabido explotar esa fórmula mixta?

-Los catalanes fueron abriendo brecha y acumulan un desarrollo comercial mucho mayor. En cambio, en Oviedo se dejó como para más adelante, como somos una Universidad de 400 años? estas cosas de futuro se ven siempre muy a largo plazo. En Barcelona vieron que había negocio porque la Universidad acumula gran cantidad de conocimiento. No hay empresa de conocimiento en Asturias como la Universidad, con dos mil personas investigando, yendo a congresos, con contactos por todo el mundo. El problema es que todavía está un poco cerrada y no sale con todo su potencial.

-¿Qué opina de la propuesta de los directores de Viesques para vincular al parque los nuevos títulos universitarios?

-Hoy día las titulaciones universitarias tienen que estar muy orientadas al mundo empresarial. Teniendo un parque con empresas de desarrollo informático sería correcto hacerlo así. Las grandes multinacionales TIC vienen a Asturias porque encuentran titulados. Por ejemplo, Indra llega modestamente, pero el día que abran en la Laboral son ya 25 personas más y Thyssen son unos 50. Los que vienen no lo hacen con menos de 15 o 20 personas.

-Las empresas del sector se quejan de la falta de capital humano.

-Hay muchos puntos de vista y muchas realidades. Hay empresas que, cuando vienen, quitan a otras titulados. Las más modestas empiezan con gente desde la titulación y la van formando, entonces las que vienen ya un poco más pudientes y fuertes le quitan titulados a las pequeñas.

-¿Los grandes talentos se van hacia las multinacionales?

-La realidad es que hay firmas que no pueden tener gente con una formación alta porque el nivel salarial se les va. De ahí el recelo hacia las grandes, pero también es verdad que disminuyó la matrícula en las universidades y los informáticos han tenido siempre una cierta inseguridad profesional.

-¿Hay que redefinir los perfiles profesionales?

-El perfil profesional del informático ha estado siempre poco dibujado: lo mismo podía estar en el cargo un titulado superior que uno medio, o que uno de FP, y había cierta inconcreción en cuanto a las competencias de cada nivel pero, de momento, en Asturias, cuando las empresas vienen en busca de personal, encuentran titulados.

-¿También las grandes?

-Indra recibió 700 currículos para 30 plazas. Gente hay, lo que pasa que en informática hay licenciados de otras especialidades que se reconvirtieron. Aquí, de momento, las empresas grandes vienen porque hay profesionales.

-¿Corre peligro de que el pez grande se coma al chico?

-No. El parque está hecho para las pequeñas empresas. Les viene bien tener empresas grandes al lado y a las grandes tener colaboradores alrededor. Esa relación de confianza y de compartir problemas conjuntos une muchísimo, si estás solo te vas aislando.

-¿Hay que venir de muy lejos para que a uno le mimen?

-En absoluto. El parque está hecho para los de aquí y hay una razón muy clara: si va a ser algo valioso más vale que sea para los locales, porque los de fuera ya tienen proyección bastante cuando llegan.

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