Albina FERNÁNDEZ

«Mariano fue un hombre sensible y apasionado de la amistad, a la que nunca defraudó. Me gustaría que estuviera aquí para recibir todo este cariño. Gracias a todos por vuestro apoyo». Las palabras de Cristina Saro Gismera, viuda del doctor de la UCI del Hospital de Cabueñes Mariano Lacort Fernández, fallecido de un infarto el jueves, cerraron un emotivo acto celebrado ayer en el tanatorio de Cabueñes en presencia de decenas de personas. Sus palabras fueron seguidas de un cerrado aplauso que duró varios minutos.

Fue un acto sencillo, sin flores ni símbolos religiosos, un acto en el que lo trascendente era lo humano y la humanidad del médico repentinamente fallecido ante la incredulidad general, como señaló la doctora Clavel Arce, jefa de atención primaria de Mieres, que definió a Lacort como «uno de esos médicos capaces de encontrar a la persona con un profundo cariño y respeto, que le condujo al camino de la ética». Y añadió: «No sería un mal homenaje la constitución del comité de ética en el Hospital de Cabueñes por el que tanto luchó». La doctora Arce recordó al médico de familia Carlos Cristos, recientemente fallecido. «Cristos dice en el documental "Las alas de la vida" que no importa que la leña se queme si al arder da calor. Yo no diría que no importa, pero ¿a qué más podemos aspirar que a dejar un buen recuerdo en los seres que queremos?», se preguntó.

Dolores Escudero, en nombre de la Sociedad Asturiana de Medicina Intensiva leyó sendos poemas del turco Nazim Hikmet y del vasco Kirmen Uribe, para concluir citando al bengalí Rabindranath Tagore: «Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando».

El doctor José Guerra, jefe de la UCI en el Hospital de Cabueñes y compañero durante 28 años, destacó la profesionalidad, compañerismo y humanidad de Lacort, sus constantes estudios para estar siempre al día y su compromiso con la bioética. «Luchó por cambiar el modelo paternalista en la relación con los pacientes y familiares en otro basado en la autonomía y el respeto». Guerra recordó, a nivel personal, cómo Lacort trató a su hija Maite en 1997 cuando tuvo el accidente en el muelle y estuvo dos meses en la UCI, y la operación que le realizó en 2002 a su esposa. Y concluyó: «Como decía Mariano cada día tras la jornada de trabajo: Hasta mañana. Siempre estarás con nosotros».