M. SUÁREZ

El ferrocarril de Alta Velocidad (AVE) entrará en pleno centro urbano de Vigo a través de un túnel «completamente subterráneo», según el acuerdo alcanzado este martes entre el Ministerio de Fomento, la Xunta de Galicia y el Concello vigués. Se trata de una obra similar a la proyectada en Gijón hace ocho años, pero con sensibles diferencias, ya que aquí el concejal de Urbanismo, Pedro Sanjurjo, y los responsables de Gijón al Norte descartaron la entrada del AVE por sus complejidad técnica.

En el caso gijonés, la Alta Velocidad llegará en superficie hasta el barrio de Moreda, donde está prevista la construcción de la futura estación intermodal; es decir, se quedará a las puertas de la ciudad, y en ningún caso pasará por el túnel ya construido y que su proyecto inicial se denominó como infraestructura de penetración del ferrocaril en la ciudad.

Las comparaciones resultan inevitables. Tanto Vigo como Gijón tienen en este momento alcaldes socialistas. El proyecto de Vigo se ha hecho público coincidiendo con la tramitación del plan ferroviario gijonés, al que las administraciones central, autonómica y local llevan dándole vueltas desde hace ocho años, cuando, en el año 2000, Francisco Álvarez Cascos lanzó la idea del metrotrén para Asturias, que suponía una gran infraestructura en la ciudad de Gijón para que el ferrocarril pasara por debajo. Ya entonces se dejaba la puerta abierta a que tanto el AVE de Lena a Gijón como el del Cantábrico, planeado por el PP tras la catástrofe del «Prestige», pudieran utilizar en el porvenir el controvertido túnel.

Entre ambas actuaciones de Vigo y Gijón hay muchas más diferencias que puntos en común. Para empezar, aquí los técnicos descartaron el soterramiento de las vías del AVE alegando que la obra revestía «excesiva complejidad» bajo la ciudad.

l El trazado subterráneo. El previsto en Vigo será de 8 kilómetros, desde el valle de Maceiras hasta la estación de Urzáiz. Las vías que ahora atraviesan esta zona desaparecerán, ya que los trenes pasarán a realizar ese trayecto a 20 metros de profundidad. En Gijón, la supresión de la barrera ferroviaria no llega a los dos kilómetros y sólo los trenes de Cercanías podrán penetrar en la ciudad. Lo harán en forma de metro, por el túnel desde El Humedal a Cabueñes. Para comunicar esa galería -construida ya en parte- con los andenes de Cercanías de la futura estación intermodal se construirá un falso túnel.

l Los terrenos liberados. La supresión de las vías de Vigo dará lugar a un paseo verde de tres kilómetros de largo y 200 metros de ancho. La creación de ese gran sendero requerirá cambios en el urbanismo vigués. El Concello baraja también la construcción de vivienda protegida. Por su parte, el soterramiento de Gijón liberará unos 200.000 metros cuadrados de terreno, donde se construirán entre 1.300 y 1.400 viviendas; una vía-parque de 3 kilómetros, y la futura estación de la ciudad.

l Nueva estación. En Urzáiz, la estación se nivelará con la calle Vía Norte. El equipamiento quedará soterrado 15 metros por debajo de la actual terminal de trenes. El espacio que deje libre esta operación se transformará en zona verde. Según palabras del alcalde Abel Caballero (ex ministro de Transportes del PSOE) al «Faro de Vigo», esa zona verde «albergará un privilegiado balcón con vistas a la ría, sin obstáculos ni barreras». Aquí, en Gijón, la nueva estación agrupará los servicios de ferrocarril y de autobuses. Los trenes de Cercanías irán soterrados; las líneas de largo recorrido, el Transcantábrico y el transporte por carretera, en superficie. El techo de la estación tendrá forma ondulada y simulará zona verde para, así, poder integrarse en el paisaje del parque de Moreda. Los vecinos creen que se acabará creando otra barrera.

l Financiación. En el caso de Vigo, se concretará en el estudio constructivo que está por definir. El alcalde vigués advertía de que la inversión «excede la capacidad» del Concello. En la operación gijonesa, Fomento asume el coste del túnel; el Principado, de la estación; y el Ayuntamiento sufragará el soterramiento con las plusvalías que se obtengan del aprovechamiento residencial del suelo liberado, donde se proyectan levantar unas 1.300 viviendas a lo largo de las seis torres en la avenida de Juan Carlos I y el Humedal.