A. RUBIERA

José Luis Iglesias Riopedre, consejero de Educación asturiano, garantizó ayer que para el próximo curso «habrá un importante aumento de unidades de Infantil de 3 años en Gijón y Oviedo», las localidades donde específicamente han crecido las solicitudes de matrícula en este tramo escolar. El Consejero contestaba así a algunos sindicatos, como CC OO, que tras analizar los resultados de las preinscripciones en los centros públicos exigían esa revisión al alza de unidades. Riopedre evitó concretar números, ya que «hasta el día 14 no se cierra el plazo de matrícula, pero se crearán todas las necesarias para atender el aumento del alumnado», dijo.

Iglesias Riopedre realizó esas declaraciones en la Escuela de Hostelería de Gijón, minutos antes de participar en la inauguración del XVII Congreso de la Federación Nacional (FEDADi) de Asociaciones de Equipos Directivos de centros públicos de Secundaria (Adespas), que reúne hasta el sábado a una treintena de portavoces de toda España. Riopedre manifestó su agradecimiento a un colectivo «que lo que nos está pidiendo es participar activamente en las decisiones que sobre el tema educativo toman las administraciones. Esa colaboración siempre será de agradecer, sobre todo porque si queremos mejorar la enseñanza el primer objetivo debe ser implicar a los equipos directivos». El Consejero se manifestó un defensor «de la autonomía de los centros y, por tanto, de la autonomía de los equipos que los dirigen. Creo que por ahí va el futuro de la educación y de la mejora del sistema. Pero para que se formalice esa mayor autonomía y se resuelvan las reticencias de la Administración hay que pasar por las evaluaciones objetivas, serias y rigurosas, ya que es la única forma de saber si estamos alcanzando los objetivos de rendimiento y calidad», añadió.

Por su parte, Francisco Alonso, presidente de Adespas en Asturias, recalcó que «para que un establecimiento educativo pueda desarrollar su labor con eficacia es muy conveniente que los equipos directivos, que somos pieza fundamental del sistema, posean competencias pedagógicas y organizativas suficientes que les permitan liderar con deseable autonomía sus centros». Estas competencias, reseñó Alonso, «sólo se harán efectivas si las distintas consejerías de Educación vencen temores e inercias y son capaces de depositar una mayor confianza en nosotros. Somos quienes tenemos una información mejor, de primera mano, de problemas, necesidades y disfunciones que surgen en el día a día en los centros. Si unimos la creciente complejidad de la gestión educativa se hace imprescindible que tengamos una capacidad real y efectiva de tomar decisiones y planificar líneas de actuación».