L. NOSTI

Decenas de miles de años condensados en apenas 300 páginas. Lo que podría considerarse una osadía o, al menos, una tarea hercúlea, se ha convertido en una realidad tangible en la publicación de «La historia de Occidente contada con sencillez», una obra del investigador y doctor en Historia Contemporánea Luis Íñigo Fernández, que ayer se presentaba en el Ateneo Jovellanos. El objetivo no es otro que llegar a todo tipo de gente a través de «una historia para comprender, más que para aprenderse», un repaso a los hechos que han propiciado el presente sin fechas ni listas de reyes, centrada, exclusivamente, en lo esencial para conseguir un entendimiento de los procesos vividos por la humanidad desde la Prehistoria hasta nuestros tiempos.

De este modo, Luis Íñigo Fernández plantea una manera de acercar la historia a la gente y hacer que pierda «parte de esa fama nefasta que arrastra desde hace tanto tiempo», explica el autor, quien reivindica el papel de los conocimientos históricos para la sociedad del siglo XXI. «Si no entiendes nada de cómo funciona la sociedad, no puedes ser un ciudadano de un país libre y democrático. Por eso me pregunto si a veces los políticos no tienen mucho interés en que estudiemos historia, porque serían los primeros en salir perdiendo. La historia es un componente básico de alfabetización de un ciudadano. Se puede vivir, comer, respirar, dormir sin historia, pero creo que no se puede votar, por ejemplo, sin historia».

Una propuesta para conocer las causas que han hecho del mundo lo que es, de manera amena y accesible para todos los públicos, en «un momento en el que el tiempo escasea para la lectura».