Hace días la prensa en general destacaba el encuentro del presidente francés Sarkozy, acompañado de su flamante esposa Carla Bruni con el premier británico Gordon Brown para fortalecer lo que del ministro británico de Energía, John Hutton, ha denominado como «poder nuclear» o «renacimiento nuclear». Y entre los acuerdos alcanzados por el presidente francés y el premier británico destaca un plan conjunto para construir una nueva generación de centrales nucleares en suelo británico y exportar tecnología de uso civil.

Una de las causas que más influyen en el calentamiento global son las emisiones de CO2 que son causadas por el uso de energías no renovables, concretamente las procedentes de energías fósiles. La cooperación de estas dos distinguidas figuras políticas representa un apoyo muy importante a la energía nuclear como fuente energética limpia, que no emite gases de efecto invernadero. La Unión Europea importa petróleo y gas para asegurar el 55 por ciento de su abastecimiento energético. Porcentaje que alcanza en España un alarmante 85 por ciento con sólo el 17 por ciento de la energía eléctrica producida en las seis centrales nucleares que generan al año cerca de 8.000 megavatios.

Las centrales nucleares producen la electricidad más barata en España, y actualmente nos proporcionan iluminación a una de cada cinco casas, ha dicho el profesor Gutiérrez Jodrá, catedrático de Fisioquímica, vicepresidente de la Real Academia de Ciencias, fundador y miembro del Consejo de Seguridad Nuclear, quien pronunció recientemente una conferencia sobre el problema de la energía en el Club de Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, aseguró también que con 70 toneladas una central nuclear funciona dos años sin variar el precio, puesto que no está sometida a los vaivenes de los combustibles que últimamente han desorbitado su encarecimiento, superando los 110 dólares el barril de petróleo.

Los ocho reactores de las seis centrales nucleares que existen en nuestro país han producido a lo largo de 2007 casi una quinta parte de la electricidad que consumimos, operando las 24 horas los 365 días al año. Han sido la fuente de energía que más horas ha funcionado a lo largo de 2007, cooperando a la reducción de importación de materia energética por un valor de 6.000 millones de euros. Son por tanto esenciales para el sistema eléctrico español. Por un lado aseguran un suministro eléctrico muy necesario y por otro reducen el gasto de combustibles fósiles, produciendo electricidad competitiva sin contaminar la atmósfera.

Resulta ineludible afrontar un debate serio y valiente sobre la energía nuclear. Hace unos días patronal y sindicatos comunicaban a los medios de difusión que están dispuestos a forzar al Gobierno a abordar el debate sobre energía nuclear. El futuro de esta energía es un asunto por el que han pasado de puntillas durante la última campaña electoral. La política energética española es bastante hipócrita, ya que rehusa la energía nuclear pero adquiere excedentes de producción eléctrica a Francia.

La construcción de nuevas centrales nucleares, como ya se está haciendo en Europa, es una verdadera necesidad. Conscientes de la importancia de la energía nuclear, son varios los países que han decidido poner en funcionamiento más reactores, ampliar la potencia de los existentes y mantener su funcionamiento a largo plazo.

En el mundo hay 440 reactores en funcionamiento, que producen el 18 por ciento de la electricidad total consumida, y 34 más se encuentran en construcción en la India, China, Corea del Sur, Bulgaria, Rusia, Financia, Inglaterra y Francia.

El riesgo de accidente grave en una central nuclear bien construida y manejada es muy bajo. El núcleo del reactor está colocado dentro de una vasija gigantesca para que, si ocurre un accidente, no salga la radiación al ambiente y, junto con el generador de vapor, están colocados en un edificio con grandes medidas de seguridad, con paredes de hormigón armado de uno o dos metros de espesor diseñados para soportar terremotos, huracanes y hasta colisiones de aviones. La posibilidad de que ocurran accidentes es muy baja. La seguridad tajante no existe en ninguna planta industrial en el mundo, ni en ninguna profesión humana. Una planta nuclear no puede explotar como si fuera una bomba atómica, ya que en ella se genera energía en forma lenta. El principal problema de las centrales nucleares se presenta en el almacenamiento de residuos. A medio plazo hay una solución bastante buena, aunque no definitiva, que es almacenarlos primeramente en una piscina en la propia central para insertarlos a su vez en un contenedor especial de acero inoxidable y hormigón, resolviendo el problema para más de cien años. Otra solución es enterrarlos en simas profundas, quedando para siempre en esta situación.

El prestigioso científico británico James Lovelock, durante años colaborador de la NASA, padre de la hipótesis Gaia, lleva décadas asegurando que la energía nuclear, que no genera CO2 durante su producción, es la única «opción real que podemos utilizar antes de que sea demasiado tarde para actuar contra el calentamiento global». Sin embargo, Lovelock, que es el mayor defensor de la energía atómica, en su último libro («La venganza de Gaia», Editorial Planeta) apuesta por el desarrollo de otras fuentes alternativas limpias una vez que la energía de fisión se aproveche al máximo para que en un futuro pueda ser reemplazada.

La energía de origen nuclear no es, por supuesto, la única opción posible para el futuro modelo energético español, pero dadas sus innegables ventajas no puede ser descartada, aun sin más, puesto que ayudaría a cumplir los objetivos de Kioto y Bali, evitando cuantiosas emisiones de CO2 y frenando una peligrosa dependencia de los hidrocarburos.