Somos un numeroso grupo de hombres que han apostado por la terapia de reencuentro como una forma eficaz de comprenderse mejor, de curar las heridas de género que en muchas ocasiones producen graves enfermedades o violentas situaciones en el entorno, de adquirir herramientas para el propio conocimiento a la vez que descubrir alternativas para hacer que nuestra vida tome más consciencia y sentido.

Hace dos meses comenzamos la andadura constituyendo un grupo de treinta hombres, tras casi dos años de espera. Era la culminación de un largo proceso para comenzar con una experiencia pionera con hombres, aunque cientos de mujeres ya han tenido la oportunidad de comprobar y sentir su eficacia. Este programa tiene en Elena Fernández Ardisana a la única representante de este tipo de terapia en Asturias, aunque existen varios profesionales de la salud que se están empezando a formar. La terapia se lleva a cabo desde la salud pública, en el centro de salud de El Natahoyo, en Gijón, aunque somos usuarios provenientes de toda Asturias.

Pues bien, parece ser que surgen obstáculos administrativos que pueden poner en peligro la continuidad de esta terapia. Nos parece inadmisible que algo que demuestra total eficacia y por lo que hemos apostado para superar nuestras respectivas limitaciones, se ponga en cuestión por un mal acoplamiento administrativo. También es una llamada de atención para todos aquellos hombres y mujeres que ocupan una larga lista de espera en el contexto de esta terapia, y que pueden ver desaparecer sus esperanzas por una mala gestión administrativa de los servicios de Salud del Principado.

Queremos sensibilizar a la opinión púbica sobre estas graves limitaciones del sistema público de Salud y, a la vez, que anunciar que haremos todo lo imposible por defender nuestro derecho a continuar con el grupo que ya está en marcha y potenciar el que se formen muchos más. Nos parece necesario a todas luces.

José María Mier Presa, Nicolás Zúñiga Herrero y todo el grupo de hombres de terapia de reencuentro.