Román GARCÍA

El 14 de julio es el día señalado por la titular del Juzgado de lo penal número 3 de Gijón para celebrar la vista oral del juicio contra Santiago del Valle. El presunto pederasta de Huelva se enfrenta en Gijón a dos años y medio de cárcel por delitos de abusos sexuales y coacción sobre una menor que estudiaba en el Instituto Mata-Jove de La Calzada. Ayer se hizo oficial la fecha de la celebración del juicio, adelantado por LA NUEVA ESPAÑA, que ya preparan desde hace días en el Juzgado de lo penal número 3 de Gijón y que ha debido ser atrasado unos días con respecto a lo previsto por algunos de los implicados en el caso. El escrito de calificación fiscal recoge la petición del ministerio público para que declare también la esposa del presunto pederasta, que vivía con él en un piso en Gijón cuando se produjeron los hechos. Del Valle deberá ser trasladado desde la cárcel de Albolote, en Granada, donde cumple prisión provisional a la espera de que se dicte sentencia por el caso del asesinato de la pequeña Mari Luz en Huelva; y su mujer, Isabel García Rodríguez, llegará a Villabona desde el centro penitenciario Sevilla II.

No será la única declaración solicitada en la vista oral. El día del juicio también deberán comparecer en la sala de vistas del penal 3 la madre de la menor acosada y la víctima y los miembros del Instituto Mata-Jove en donde estaba matriculada la adolescente. El ministerio fiscal solicita para Santiago del Valle un año de prisión. La acusación particular dos años y medio y la defensa la libre absolución.

La fiscal encargada del caso asegura que «a principios del año 2006 haciéndose pasar por una niña de 13 años el acusado contactó con una menor a través de un servicio de amistad de una revista, presentándose unos meses más tarde en el domicilio de la menor». Santiago del Valle acababa de llegar de Sevilla y comenzaba su historia criminal en Gijón: «Se matriculó en el Instituto Mata-Jove en donde su víctima realizaba estudios, desde septiembre de 2006 la sigue a todas partes y le realiza veladas proposiciones de naturaleza sexual, invitándola a acompañarle a un hotel, intentando cogerle la mano y ante la oposición de la niña la insultaba». El acoso de Del Valle no conocía límites: «Llegando en una ocasión a pegar en la puerta de entrada al instituto una nota con los mismos insultos, que fue leída por sus compañeros de colegio». Tanto fiscalía como acusación piden un alejamiento de 500 metros de Del Valle con respecto a su víctima, además de la prohibición de toda comunicación. Respecto a la indemnización la acusación pide 12.000 euros.

En su escrito la defensa asegura que su cliente no «coaccionó a la menor ni tampoco abusó de la misma» y que sufre esquizofrenia paranoide, para justificar la enfermedad solicita varios informes de salud de la Junta de Andalucía.