C. J.

Una simple medición del estado del ruido en el entorno del Parque Tecnológico permite conocer los niveles de contaminación acústica a los que nos exponemos a diario.

Una conversación normal entre dos personas, la misma que transcurrió para la elaboración de este reportaje, se aproxima a los 50 decibelios.

«El nivel cero no existe», afirma el director de IA3. El mínimo ronda los 20 decibelios. Una oficina en silencio con el sonido del disco duro de un ordenador como fondo ya supera esta medida.

Cuando las mediciones se realizan en el exterior los niveles de elevan de forma considerable. En el entorno del Parque Tecnológico, en el tramo comprendido entre la Universidad Laboral y el Hospital de Cabueñes, con un tráfico normal, el registro del sonógrafo ronda los 80 decibelios, y se eleva muy por encima de esta cifra cuando la circulación se hace más intensa.

Es un ejemplo de nuestra exposición diaria al ruido ambiental. La mayoría de las investigaciones sobre acústica son bastante escasas en lo referente a las consecuencias de la contaminación acústica sobre la salud humana.

La mayoría de los estudios realizados en este campo sólo se han ocupado de evaluar la exposición al ruido en los centros de trabajo.

En cuanto al ruido ambiental los niveles más elevados se registran en conciertos de música, pubs y discotecas o fiestas y celebraciones de muy distinta naturaleza vinculadas al ocio nocturno.

Esta exposición al ruido no laboral constituye un problema importante para la población que la nueva legislación trata de proteger.

Idesa

Ingeniería de Diseño Europeo