C. JIMÉNEZ

Las sociedades más vulnerables del planeta van a ser afectadas primero y con mayor intensidad de los efectos negativos del cambio climático. En concreto, los expertos reunidos ayer en Gijón se refirieron a las zonas tropicales, África y las pequeñas islas del Pacífico, que requerirán de la cooperación internacional para afrontar este problema.

El jefe de ciencias oceánicas del North Pacific Marine Science Organitation (PICES), William Peterson, y el presidente del International Council for the Exploitation of the Sea (ICES), Joe Horwood, aseguraron, en el transcurso de la inauguración del Congreso internacional sobre los efectos del cambio climático en los océanos, que la dinámica del calentamiento global es «muy difícil frenar», por lo que consideran «urgente» controlar el fenómeno para evitar una situación de catástrofe.

Patricio Bernal, subdirector general de la comisión oceanográfica de la UNESCO, aseguró que, aunque se frenaran en este momento las causas del cambio climático, sus efectos se seguirán viendo en los próximos 20 o 25 años.

Para ello propone a las sociedades más desarrolladas reducir un 50 por ciento las emisiones de CO2 respecto a 1980 para estabilizar la situación. Aún así, supondría un aumento de la temperatura de dos grados en un siglo. No obstante, añadió que aún «hay esperanza» para adoptar medidas para paliar el cambio climático. Como ejemplo citó el caso de Holanda, con cerca del 70 por ciento de su territorio por debajo del nivel del mar y donde se prevé una elevación entre un metro o metro y medio del nivel del mar.

La comunidad científica también ha detectado una mayor acidificación del agua de los océanos como consecuencia de la elevación de los niveles de CO2 en la atmósfera. Este efecto se incrementa en los moluscos, que tendrán mayores dificultades para hacer sus cáscaras al ser de carbonato de calcio. En cuanto a España, Bernal auguró que los efectos serán importantes y que los cambios térmicos en los océanos implicarán un desplazamiento de la producción vegetal. Entre otras cuestiones, aludió a la desestabilización de los viñedos de La Rioja. El contenido de azúcar de la uva sería «diferente» con un aumento de dos grados de temperatura, lo que repercutiría también en los vinos.

Una de las medidas planteadas por William Peterson en la plantación de más árboles que permitan frenar las emisiones de CO2 a la atmósfera. «El cambio climático es introducir un desequilibrio en el equilibrio natural», coincidieron en señalar los expertos reunidos ayer en Gijón. A juicio de la comunidad científica, se ha incrementado la velocidad de extracción de algunos recursos como el petróleo o el carbón frente a la velocidad de la naturaleza en su generación. «Hay que llegar a un punto de equilibrio entre consumo y producción», indicaron.

Los primeros efectos ya han comenzado a notarse en los ecosistemas marinos y se anuncian nuevas consecuencias para años venideros. Los expertos en oceanografía alertan de la disminución de los recursos vivos del medio marino.

La comunidad científica se reconoce incapaz de predecir los efectos sociales y económicos del cambio climático. No obstante, advierte de la urgencia de atajar cuanto antes el calentamiento global. Un proceso que va a modificar la vida en el mar y, como consecuencia, afectará al sector pesquero mundial que tendrá que adaptarse al cambio.