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Entre las rotondas previstas en la avenida de Portugal, «se habilitarán dos carriles de circulación en cada sentido, con aceras anchas y una mediana de 2,90 metros donde se plantará una rosaleda. El tratamiento vegetal será muy importante. Diré que el proyecto incluye 249 árboles», señaló el responsable municipal de Urbanismo. Además, el Ayuntamiento creará un carril bici de 1,5 kilómetros, que enlazará con el itinerario ciclista ya existente en la avenida de la Constitución.

Todo ello se acometerá en varias fases para interferir lo menos posible en los flujos del tráfico rodado. «Mantendremos la circulación durante toda la obra», se comprometió Pedro Sanjurjo. Aun así, los vecinos del Polígono de Pumarín, principales afectados por la remodelación, están convencidos de que «a partir de ahora nos toca sufrir».

La Asociación Vecinal «Evaristo San Miguel», totalmente en contra de que la avenida de Portugal se convierta en una especie de prolongación de la autopista «Y», asume la obra sólo porque el Ayuntamiento se ha comprometido a revisar el tráfico en la zona cuando se complete la operación ferroviaria. «Esperemos que cumplan su compromiso», comentaba ayer Manuel Cañete, encargado de los temas urbanísticos dentro del colectivo vecinal. Él no pone la mano en el fuego: «Lo peor es que esta reforma está supeditada al plan de las vías, que veremos a ver cuándo se acaba eso». A día de hoy, todavía no ha recibido aprobación definitiva.

Los vecinos, que la pasada semana se reunieron con Sanjurjo, están preocupados por la alta densidad de tráfico que soportará el Polígono, por la seguridad del carril bici proyectado y por el cambio de dirección de la calle Puerto de Vegarada. No obstante, «esperamos puedan ir haciendo ajustes sobre la marcha», confía Cañete.