C. JIMÉNEZ

De mantenerse la tendencia actual con el cambio climático, las regiones del Ártico podrían quedarse sin hielo en verano en el plazo de diez años «o, incluso, menos», según confirmó ayer el científico norteamericano Dennis Heinmann, del Centro de Conservación de los Océanos de Washington DC. Durante su intervención en la clausura del congreso internacional sobre los efectos del cambio climático en los océanos, este experto manifestó que el océano Ártico es un ecosistema «muy sensible» a los cambios y la fusión de los hielos pondría en riesgo, además, la supervivencia de los osos polares, las focas y de otras especies que dependen del plancton marino que se reproduce bajo la capa helada.

No obstante, esta circunstancia podría tener otras ventajas al abrirse una nueva zona de navegación con nuevos usos para la actividad humana. Heinmann mencionó las posibilidades de abrir nuevas pesquerías en esta zona o incluso rutas de navegación que unirían el Pacífico con el Atlántico, además de la oportunidad de extracción de combustibles fósiles en el subsuelo del Ártico. En la zona de Alaska ya se está estudiando esta opción por considerar que existen reservas sustanciales para hacer frente al previsible agotamiento de estos recursos en otras zonas del planeta.

Heinmann publicó recientemente en la revista «Science» el mapa mundial de los impactos humanos sobre los ecosistemas marinos. Los más afectados se encuentran en el mar del Norte, la costa de Canadá, el mar de China y el mar de Japón, la costa de Noruega, algunas zonas del Caribe y el golfo Pérsico, mientras que en los polos, por tener menos población y estar más limitada la explotación pesquera de estas zonas, la presión en menor.

El estudio ha establecido 17 variables distintas sobre el impacto de la actividad humana en los mares. Según este informe, más del 40 por ciento de los océanos está afectado en algún grado, mientras que sólo el 4 por ciento de las aguas marinas goza de «buena salud».

Por su parte, la catedrática de la Universidad de Oregon (EE UU) Jane Lubchenko advirtió sobre la necesidad de reducir las emisiones contaminantes y tomar medidas que contribuyan a frenar la espiral de calentamiento en la que ha entrado el planeta. «O mitigamos los efectos del cambio climático o nos adaptamos a ellos», aseguró esta experta, quien con considera que los gobiernos cada vez están más concienciados con esta problemática.

A su juicio, los impactos que están sufriendo los ecosistemas marinos no deben achacarse en exclusiva al cambio climático, sino que debe tomarse en consideración los impactos derivados de la actividad humana. Una de sus propuestas es la de facilitar la creación de áreas protegidas donde el hombre no actúe para mantener la riqueza y la biodiversidad de los fondos marinos.

Ya en el capítulo de conclusiones del congreso y como reto para los próximos años, el director del Centro Oceanográfico de Gijón, Luis Valdés, mencionó la necesidad de mejorar los modelos para conocer la evolución de los ecosistemas. «El cambio climático seguirá por siglos, aunque el hombre estabilice las emisiones ahora», aseguró.

El conocimiento del océano profundo es otro de los aspectos sobre los que ahondará la comunidad científica, que ve al Cantábrico como «un mar bien conservado».