Es de todos conocido que la inmigración está contribuyendo a incrementar la demografía y a vitalizar nuestra región. Por ello, debe ser tarea de la Administración arbitrar medidas que favorezcan la integración (...). El Ministerio de Asuntos Exteriores ha firmado con algunos países latinoamericanos y de otras latitudes convenios para canjear automáticamente el carné de conducir obtenido en sus países con el correspondiente español (...). Sin embargo, no se ha ido al origen del problema y no se ha facilitado la formación necesaria en educación vial para que los colectivos de inmigrantes puedan no sólo obtener el carné de conducir, sino usarlo de manera responsable».

Lo anterior es un extracto de la exposición de motivos de la proposición no de ley que el Grupo parlamentario Popular pretendía llevar al Pleno de la Junta General del Principado y cuyo objetivo era el de que se reclamara al Gobierno regional que suscribiera un convenio con el Ministerio de Interior para que se desarrollase en nuestra región «un programa de educación vial para los inmigrantes cuyos carnés de conducir hayan sido convalidados en España». Afortunadamente, la proposición no llegó a debatirse porque los populares decidieron retirarla. Sin embargo, resulta difícil renunciar a realizar algunas consideraciones al respecto de esta iniciativa, pues los autores de la propuesta vuelven a poner de manifiesto los prejuicios (por no decir algo peor) que frecuentemente exhibe el Partido Popular en materia de inmigración.

Cada vez que el PP habla de inmigrantes lo hace para pretender imponerles obligaciones diferentes a las de los españoles. Primero, en plena campaña electoral, hablaron de «contratos de integración» que pasaban por exigir a los inmigrantes obligaciones distintas a las recogidas en la Constitución española. Ahora, después de perder las elecciones, los populares insisten en lo mismo y empiezan a parcelar el «pack» de obligaciones añadidas, intentando llevar iniciativas a, en este caso, un Parlamento autonómico, a ver si así cuela.

Cabe detenerse en el contenido de la iniciativa: no propone organizar cursos para que los inmigrantes de lengua extranjera obtengan el carné de conducir, sino que lo que propone es que los que ya tienen el carné convalidado hagan un curso de educación vial. No sabemos si es que el PP considera a los inmigrantes más torpes para aprender y que, por tanto, necesitan cursos de apoyo, o si ha redactado su propuesta desde la idea de que por el hecho de ser inmigrantes son más peligrosos al volante. Me inclino a pensar que se trata más bien de lo último, ya que en el texto de su proposición ponen en duda que los inmigrantes usen el carné de conducir de manera responsable.

No habla el PP tampoco de extranjeros de países en los que se conduce por el lado contrario al nuestro (caso de Gran Bretaña) o de países donde no hay limitación de velocidad en las autopistas (caso de Alemania). No, a la hora de especificar, los populares hablan de «países latinoamericanos» y proponen que los inmigrantes con carné de conducir en regla hagan cursos de educación vial. No sabemos muy bien en qué se basan para hacer esta proposición, pero sí vemos claramente los prejuicios que denota: se plantea la necesidad de una conducción responsable y se pone en cuestión que los inmigrantes la ejerzan.

El texto de la exposición de motivos de la que hablamos bien podrían aprovecharlo los populares para editar un manual condensado de «cómo discriminar a los inmigrantes aparentando que lo haces por su bien». Más allá de las razones ideológicas que les llevan a hacer esta propuesta, no hay un sólo dato que indique que los inmigrantes tengan más accidentes de tráfico que los conductores españoles. Pero, aunque los datos indicasen lo contrario, los socialistas nunca concluiríamos que es porque los inmigrantes no son responsables al conducir o porque no están preparados para ello aunque tengan el carné. Desde luego, nunca se nos ocurriría pensar lo que al PP y no es porque utilicemos datos diferentes, sino porque tenemos ideologías diferentes.

Lo más llamativo de estas propuestas es que el PP dice hacerlas para facilitar la integración. Sabemos que la igualdad en derechos y obligaciones no es suficiente para que la integración se produzca, pero estamos convencidos de que sin esa igualdad la integración no va a producirse nunca.

Al PP, si no se atreve a manifestar abiertamente su postura sobre la inmigración -porque ya sabe que no les da votos suficientes- y quiere enmascararla diciendo que lo hacen por el bien de los inmigrantes, no le voy a decir que haga un curso de apoyo sobre este tema al igual que pretende que hagan los inmigrantes con otros temas. Estoy segura de que los populares considerarían una falta de respeto que yo hiciera tal cosa, ¿verdad? Pero sí voy a atreverme a recomendarles que se enteren de cómo va lo de la integración de los inmigrantes. Así, por el camino que va el PP, no engaña a nadie, pero, lamentablemente, contribuye a difundir mensajes que siempre acaban excitando los peores instintos de una parte de la población, como ya está pasando en Italia con su amigo Berlusconi.

Clara Costales es diputada del Grupo parlamentario Socialista en la Junta General del Principado.