Teté F. BALSEIRO

La llegada a Gijón, en el año 1971, de los hermanos Rodríguez Castaño, Guillermo, Ramonín y Manolín, supuso un impulso empresarial para la ciudad. Mientras Tineo perdía un gran referente gastronómico, la villa de Jovellanos se regocijaba con los platos elaborados en su restaurante, Riscal, ubicado tras la céntrica calle Corrida, concretamente en Salustio Regueral.

Muchas fueron las caras conocidas de famosos e importantes personalidades que degustaron los pescados y la comida tradicional asturiana de los fogones del Riscal, y de ello hacen constancia el puñado de imágenes, muchas de ellas de Fanjul, que adornan las paredes. Unas paredes que cambiaron de local durante unos tres años, los justos para demoler el antiguo edificio que acogía el restaurante, volver a edificar uno nuevo y montar y rediseñar el archiconocido establecimiento que hoy abre sus puertas a su fiel clientela. Así que, una vez olvidada su corta estancia en la calle Trinidad, Marta Pérez, esposa de Ramonín, enseñará sus magníficas instalaciones, diseñadas por el decorador Esteban Rodríguez, al concurrido. Aunque los cambios en todo local nuevo son necesarios, el ambiente que rodea a partir de hoy Riscal sigue teniendo ese toque familiar de antaño. La barra de madera, las luces, los cuadros de Roberto Díaz de Orosia, el fantástico comedor separado de las otras estancias por una gran repisa acristalada rebosante de innumerables propuestas de vino y la cocina, a la vista del público, referente del restaurante desde sus inicios, son las imágenes que se podrán volver a ver a partir de la tarde de hoy en la calle Salustio Regueral. Pero, ¿y las ofertas gastronómicas? Serán, como siempre desde hace treinta y siete años, exquisitas. De eso se encargarán Quique y Fernando, los maestros de cocina, que ya han dispuesto en sus fogones las fabas con almejas, el potaje, los callos, la fabada y los exquisitos pescados. Porque, ¿quien no ha probado las patatinas con tiñoso, la merluza al Riscal, la milhoja de bacalao o las almejas a la marinera? Si aún no se ha tenido el gusto, ahora es el momento de hacerse un regalo para el paladar. Un paladar que, como novedad, podrá disfrutar también del atún de almadraba a la plancha o a la manteca y de los langostinos al chocolate. ¡Irresistible!

Adornando los dos accesos al restaurante estarán durante todo el verano dos cómodas terrazas, así que mientras se espera el turno de la cena podrá saborearse uno de los tantos vinos de la extensa carta.