Director del Banco Andaluz de Células Madre y experto en cáncer infantil

Román GARCÍA

Pablo Menéndez Buján pasó recientemente por Gijón para ofrecer una conferencia en la Sociedad Internacional de Bioética en la que habló de la importancia de acercar el conocimiento a los ciudadanos y de un tema que preocupa a los padres: el cáncer infantil.

-¿Qué se sabe sobre el desarrollo del cáncer infantil?

-Sobre el cáncer infantil existen estudios que nos permiten acercarnos a la realidad pero que no la componen al cien por cien. En la medicina, y en la ciencia, no todo es blanco o negro. Es cierto que el que fuma tiene más posibilidades de sufrir un cáncer de pulmón, pero no tiene por qué acabar padeciendo esta enfermedad. En medicina hay que ser muy flexible porque no hablamos de matemáticas. Lo que hay son hipótesis basadas en estudios que indican el prototipo de la persona que tiene más posibilidades de sufrir un cáncer infantil. Lo que sabemos con los niños es que, una vez que nacen, desde el primer día se va desarrollando su sistema inmunológico, que aprende con la experiencia. Cuando nace un niño está virgen y se va enfrentando a virus, bacterias y hongos que va conociendo durante los dos primeros años de vida. En base a eso, los pequeños comienzan a tener enfermedades, lo que no debe de preocupar a los padres. Un niño tiene que tener enfermedades, sufrirlas y pasarlas durante sus dos primeros años de vida. Los catarros y las gripes, así como otras afecciones, son entrenamientos que necesita el sistema inmune.

-Y eso educa al niño...

-De esta manera lo que se consigue es que, cuando el niño tenga cuatro años, el sistema inmunológico de su cuerpo ya esté más que desarrollado y educado, por lo que, si se enfrenta a una enfermedad un poco más severa, sabe cómo afrontarla. El cuerpo del pequeño está acostumbrado y sabe qué sistema tiene que utilizar para curar la enfermedad. Por eso los niños que durante sus primeros años de vida no han tenido ninguna infección tienen luego más posibilidades de sufrir una leucemia o un cáncer infantil. El sistema inmune no sabe cómo funcionar porque no está entrenado y reacciona de manera muy brusca. No saber qué hacer es lo que provoca un proceso hiperproliferativo que, en muchas ocasiones, causa cáncer. Este segundo paso se da en niños que están educados en un mundo en el que no hay ningún tipo de riesgo. Vivimos en una sociedad rica que no es como la de antes, en la que había infecciones.

-¿Cuál es la posibilidad de evitar ese cáncer?

-Que el niño viva simplemente de manera normal y que cada ciertas semanas tenga una infección, porque así es como acostumbramos al sistema defensivo del menor en todo el cuerpo. Lo que hay que hacer, además, es no obsesionarse: vivir la vida sin unos excesos tremendos. Los padres tenemos que darnos cuenta de que, por encima de nosotros, está la naturaleza, que exige ciertos comportamientos por parte del niño. Todas estas teorías, de hecho, se descubrieron gracias a estudios epidemiológicos realizados en una guardería.

-¿Cuál es el cáncer más extendido en el caso de los niños?

-Lo más común es un tumor del sistema nervioso central que se llama neuroblastoma, además de la leucemia de linfocitos B.

-¿A los pequeños se les puede someter a los mismos tratamientos que al resto de pacientes?

-El tratamiento es el mismo. En ambos casos hay que aplicar la quimioterapia agresiva, lo que pasa es que los pequeños reciben fármacos y dosis un poco diferentes porque las sesiones se dan según el peso del paciente. Lo que sí se sabe es que estos niños nacen con la mutación del DNA que se desarrolla antes del parto. Las células del cordón umbilical de la madre hacen ver que el turno ya estaba allí y eso explica que el niño, en veinte días, pueda ya tener cáncer.

Pablo Menéndez Buján

Avilesino, nacido hace 34 años y director del Banco Andaluz de Células Madre desde el pasado año 2005, un cargo que combina con la subdirección del Banco Nacional de Líneas Celulares. Cuenta con numerosos estudios científicos realizados tanto en España como en el extranjero, de los que han salido sus más de cuarenta publicaciones. Es licenciado en Bioquímica y doctor en Medicina por la Universidad de Salamanca. Además, es investigador titular del Instituto de Salud Carlos III y profesor de la Universidad.

«Para evitar el cáncer infantil simplemente tenemos que dejar que el niño viva de manera normal»