El ministro de Industria, Miguel Sebastián, confirmaba ayer el cierre de la central de Garoña (Burgos) en abril de 2013. Esta central opera desde 1971 con una potencia de 460 MW, proporcionando el 50% del consumo eléctrico de la comunidad de Castilla y León, siendo la más antigua en España después de la de Zorita (Guadalajara), que actualmente está en fase de desmantelamiento. En los próximos años habrá que tomar decisiones sobre las siete centrales que nos quedan -Almaraz I y II (Cáceres), Ascó I y II (Tarragona), Cofrentes (Valencia), Valdellós (Tarragona) y Trillo (Guadalajara)- con potencia comprendida entre 1000 y 1092 MW cada uno de los reactores de dichas centrales.

Zapatero sigue, por ahora, aferrado en su tesis sobre el cierre progresivo de los ocho reactores nucleares que hay en España para dar cumplimiento al programa electoral del PSOE, donde se hablaba de «sustituir de forma gradual la energía nuclear por energías seguras, limpias y menos costosas, cerrando las nucleares de forma ordenada al final de su vida útil». En su campaña a favor del cierre de la planta nuclear de Garoña, el Presidente afirmó el pasado miércoles, 17, en un programa televisivo lo siguiente: «En el mundo sólo hay una central nuclear en funcionamiento con más de cuarenta años y se va a cerrar dentro de dos y existen sólo en el mundo seis centrales nucleares que tienen escenario de prórroga para sobrepasar la edad de cuarenta años». Desde Nucleor, empresa propietaria de Garoña (50% Iberdrola, 50% Endesa), se puntualiza que en EE UU hay actualmente una central que ha superado los 40 años (Dyster Creek) y tiene funcionamiento hasta los 60 años. Adicionalmente existen otras nueve centrales en EE UU que tienen entre 38 y 40 años, y ya han recibido autorización para operar hasta los 60 años. Otras dos centrales nucleares suizas que llevan más de 38 años disponen de permiso de operación indefinida. Existen en el mundo 59 centrales nucleares en operación con permiso para operar hasta los 60 años: 54 en EE UU, 4 en Suiza y una en Holanda. Adicionalmente otras 19 centrales nucleares en EE UU están a la espera de recibir autorización para operar hasta los 60 años. Zapatero indicaba también que «en el mundo sólo hay una central nuclear en construcción», cuando en realidad hay actualmente 50: 14 en China, 8 en Rusia, 6 en la India y Corea, 3 en Japón y Rumanía, 2 en Taiwan, Ucrania y Eslovaquia y 1 en Francia, EE UU, Finlandia y Argentina. Y otras 51 en proyecto: 13 en China, 8 en EE UU y la India, 5 en Rusia, 12 en Japón, 2 en Corea y Sudáfrica y 1 en Brasil.

Afirmaba que «cuando llegamos a una central con 4 décadas de funcionamiento, la norma ha sido que deje de funcionar, la excepción es la prórroga». Nuclenor, continúa puntualizando que en EE UU de las 104 centrales en funcionamiento hay 54 que tienen autorización para operar hasta los 60 años y 19 más que están en proceso de evaluación. Sobre el coste de esta tecnología afirma que «1 kwh nuclear y 1kwh eólico al consumidor le cuesta exactamente igual». En realidad, sigue puntualizando Nuclenor, el coste de generación eléctrica Mwh en 2008 ha sido: Nuclear 35 E, eólica 80 E, ciclo combinado 60 E, fotovoltaica 400 E.

El CSN (Consejo Seguridad Nuclear), con personalidad jurídica y patrimonio propio e independiente de los del Estado y como único organismo competente en materia de Seguridad Nuclear, hace unos días aprobó por unanimidad el informe en el que recomienda al Gobierno prolongar la central de Garoña diez años más, considerándola segura y estar preparada para operar hasta 2019, año en el que cumplirá 48 años de vida. Los cinco consejeros de CSN (dos a propuesta del PSOE, dos del PP y uno de CiU) fijan un sistema de vigilancia para que cada dos años se pueda constatar que la central es segura.

En situaciones de crisis económicas como la actual, existen razones de peso para apostar por esta energía. La apuesta nuclear supone una serie de retos estratégicos para el presente y el futuro de cualquier país en materia energética. Supone cumplir con los acuerdos sobre el cambio climático, ya que junto con las renovables, no generan gases de efecto invernadero. Su empleo permite reducir cada vez más la dependencia energética del exterior, que en el caso de España es superior al 80%. En estos momentos un 18% de la energía eléctrica que se produce en España es suministrada por las centrales nucleares. Las centrales de ciclo combinado, que operan con gas importado de Argelia, generan el 30%. El parque eólico proporciona actualmente el 17% de la energía eléctrica. Las centrales nucleares son una garantía de suministro por los bajos precios del uranio y porque funcionan al año más del 90% del tiempo frente al 20% de las renovables.

Es importante mantener activo el actual parque nuclear, si se quiere tener asegurado el suministro eléctrico en los próximos años. Su cierre agravaría aún más el déficit comercial español, ya que la sustitución de una central nuclear por una de gas supondría incrementar las importaciones.

La política energética española es bastante hipócrita, ya que rehúsa la energía nuclear pero adquiere excedentes de producción eléctrica de nuestra vecina Francia, que produce el 90% de su energía -la más barata de Europa- en sus 59 centrales nucleares que están entre 150 y 1000 kms de la frontera española.

Sobre el tema nuclear que tanto nos preocupa, han pasado los años de silencio cómplice entre los dos grandes partidos políticos. PSOE y PP no pueden evitar un debate que ya está instalado en la opinión pública y que han contribuido a crear, a título individual, miembros de ambos partidos como Felipe González y José María Aznar, que se han posicionado a favor de esta energía en el «mix» energético español.