La vida cuenta poco en nuestro tiempo. Desgraciadamente, ahí están las guerras programadas, los muertos por hambre, los que se ahogan en las pateras, los abortos irracionales, etcétera. Un hombre bueno que es profesional del fútbol y un movimiento admirable, Amnistía Internacional, se manifiestan estos días en defensa de vidas humanas y aquí los traigo a mi rincón parroquial.

Futbolista solidario

Marcos Senna es futbolista del Villarreal; no es noticia atosigante como los galácticos, pero es todo un ejemplo de solidaridad. Negro, brasileño de nacimiento y nacionalizado español, nunca había estado en África y, aunque no ha jugado la Copa Confederaciones por una lesión, ha ido a Sudáfrica no como futbolista, sino como hombre, para observar mejor toda la pobreza de su alrededor y erizar aún más el relieve de su conciencia.

Llegó, paseó por Soweto, donde hasta la pobreza tiene clases sociales. Por las zonas más miserables del lugar vagan los miles de huérfanos, sin luz ni agua corriente. Es el África profunda junto al África del lujo, de los grandes hoteles comunicados por galerías que alejan de la realidad a los visitantes del primer mundo. El jugador ha reconocido que a pesar de conocer personalmente la pobreza, la situación de algunos lugares de Soweto le ha impresionado: «Me he emocionado», dijo visiblemente afectado. «Esperaba ver pobreza, sabía que era una zona con muchas carencias, pero nunca pensé que fuera tanto. Me afectó mucho la sensación de que la gente allí no tenga una oportunidad en la vida y eso es lo que quiero hacer: devolver a la sociedad lo que me ha dado con creces, dar a los niños una oportunidad».

Senna llegó a Sudáfrica para presentar una de las acciones de su Fundación. Con ayuda de las autoridades locales, la Fundación financiará la construcción de un campo de fútbol y una escuela en Gaansbai, cerca de Ciudad del Cabo, una localidad famosa por la cría de ballenas y el tiburón blanco. Se beneficiarán más de 5.000 niños, de 8 a 13 años, sin porvenir. El futbolista visitó el lugar y espera volver a hacerlo para comprobar el beneficio que haya podido producir, y también para jugar el Mundial. El más importante en este país Senna ya lo ha ganado.

En Texas matan

La nueva matanza de Texas no es otra película de miedo. Es la historia de una matanza real que ha dejado más de 200 muertos en el estado de Texas, en Estados Unidos, en menos de diez años.

La macabra historia de un gobernador, Rick Perry, que ya es responsable de casi la mitad de las ejecuciones que se han practicado en Texas desde que, hace más de treinta años, se implantó la pena de muerte. Y eso es una matanza en toda regla. Una matanza a sangre fría, programada y, lamentablemente, legal. Entre las ejecuciones que ha firmado Rick Perry, hay personas con enfermedades mentales, personas extranjeras privadas de derechos consulares y personas cuya inocencia ha quedado demostrada después de la ejecución.

Las ejecuciones han sido públicas y con inyección letal: un sistema que, a la vez que proporciona una muerte lenta y terrible, paraliza al condenado con drogas e hipócritamente ofrece al espectador una falsa apariencia de muerte indolora.

Es una historia monstruosa que ocurre abiertamente en un Estado que se presenta como Estado de derecho y resulta que viola el más fundamental de los derechos: el derecho a la vida.

La noticia me llega a través de mis amigos de Amnistía Internacional, que lleva más de cincuenta años luchando por el derecho de las víctimas a obtener justicia y que afirma que la pena de muerte no es más que pura venganza. Yo ya he firmado la petición de abolir esa ley salvaje, os invito a que lo hagáis a través de internet, buscando Amnistía Internacional.