Director del departamento de Maniobra y Navegación en la Estación Naval de La Graña (Ferrol)

C. JIMÉNEZ

Luis Antonio García Martínez es director del departamento de Maniobra y Navegación de la Escuela de Especialidades Fundamentales de La Graña (Ferrol), adscrita al Ministerio de Defensa. Este pixueto, capitán de la Marina Mercante y condecorado con la cruz del Mérito Naval, participó ayer en la Escuela de Marina Civil de Gijón en un curso sobre contaminación marina de la Universidad de Oviedo.

-¿Qué se está haciendo desde la Armada en investigación sobre contaminación marina?

-Nuestra labor es más de apoyo en las acciones desarrolladas desde la Dirección General de Marina Mercante, pero a nuestros alumnos los enseñamos a cuidar el medio para, que desarrollen unas actitudes positivas. La mar devuelve siempre todo lo que se le echa.

-¿Cuáles son los principales agentes contaminantes?

-Los buques mercantes son uno de los grandes contaminantes, pero ya se está persiguiendo con medios de teledetección y con los propios satélites. La repercusión de los vertidos que se generan en tierra son generalmente a mar abierto, en aguas mucho más batidas, con mayor capacidad de disolución.

-¿El accidente del «Prestige» ha permitido concienciar sobre los efectos de la contaminación en el medio marino?

-Yo creo que sí. Ha marcado un antes y un después. El impacto del «Prestige» ha quedado grabado en la mente de todos. De hecho, se han puesto los medios técnicos y tecnológicos más avanzados para atajar la contaminación. Hoy la gente se mira muy mucho a la hora de hacer una limpieza de tanques.

-¿Qué cambios ha habido en transporte marítimo desde entonces?

-Se han incentivado las medidas de seguridad pasando, por ejemplo, del monocasco al doble casco. En eso se ha avanzado, pero yo soy un tanto reticente. Estoy más de acuerdo con que se tomen medidas para evitar que aquello que se vierte al agua constituya un elemento contaminante y dañe las poblaciones piscícolas y el desarrollo del plancton.

-¿En qué estado se encuentra el caladero cantábrico?

-Desde el Principado están trabajando en un proyecto que llaman «Living Lab», laboratorio en vivo. Suena muy bien, pero yo creo que son medidas más bien políticas que estructurales. Lo que hay que conseguir es que lo que se capture se pueda vender bien y que, de alguna manera, se conserve el medio.

-¿Hacia dónde se dirigen las técnicas de investigación pesquera?

-Se buscan nuevas técnicas para conocer cómo se desarrolla una especie: dónde nace, cómo llega hasta aquí, si hay que hacer paradas...

-¿Apoya los paros biológicos?

-Siempre que sean controlados y que no sean herramientas para acallar una voz social, sí. Los paros deben realizarse cuando se producen los desoves y eso se sabe perfectamente porque son los biólogos quienes hacen el estudio. Lo que no se puede es adaptar las cifras a las cuotas que queremos capturar y después que los repartos sean equitativos. Si las inspecciones se hicieran bien, no sería anecesario incentivar paros biológicos.

-¿Cómo se puede resolver el problema de la sobrepesca?

-Todo el mundo es consciente de que no conduce a buen puerto, pero la realidad es un tanto complicada. Formamos parte de la Unión Europea y estamos adaptados a un sistema de explotación bajo un régimen y un control comunitarios. Poder concienciar a toda la masa social intereuropea en materia de pesca es complicado.

-¿Cuáles son las técnicas más perjudiciales?

-Las artes de arrastre porque son menos selectivas y trabajan de forma agresiva los fondos.

«Desde el "Prestige" se han puesto los medios para evitar cualquier desastre en el mar»