Javier Bauluz vive regido por una máxima: siempre hay que intentarlo. La palabra imposible no existe en su vocabulario, sólo hay que buscar el modo de conseguirlo. Sobre todo cuando como en su caso, se trata de luchar por los otros, por los Nadies como Eduardo Galeano los llamó en uno de sus poemas más conocidos. Porque es así como Javier ha elegido estar en este mundo, como entiende su profesión. Un periodismo concebido como un motor de cambio social, como una de las herramientas más poderosas para el desarrollo de sociedades regidas por ciudadanos y no por meros pobladores. El conocimiento del otro, la comprensión de nuestro mundo, de los procesos históricos, de la vida, en definitiva, sólo puede dar lugar a una ciudadanía más humana, más justa.

Él siempre dice que fue su madre quien le enseñó a ponerse en el lugar del otro. Una mujer bella y alegre con seis hijos que cuando tuvieron la edad suficiente para andar sus propios caminos, se dedicó a ayudar a la comunidad gitana que vivía discriminada y aislada en Oviedo. Y de su padre, que estudió Derecho mientras recorría el mundo como marinero mercante, heredó la curiosidad y la constancia necesarias para saber que aventurarse es la norma de los valientes.

Javier es rebelde y sabe que la resistencia es el primer paso: resistencia ante el conformismo, ante los oídos sordos, ante el miedo, ante la desidia. Y para ello sabe que su voz, la voz de cada persona, es la única arma que nos acompaña diariamente. Javier mantiene la capacidad de indignación intacta frente a la habitual erosión que provoca la experiencia y sabe que no decir no, es decir sí. Por eso detesta el silencio cómplice. La injusticia que ha retratado y filmado durante estos años es el motor que alimenta su arrojo para seguir trabajando por un periodismo de calidad humana. Por ello, este viernes, durante la celebración del Encuentro Internacional de Foto y Periodismo «Ciudad de Gijón» que dirige desde hace trece años, ha anunciado la creación de un nuevo medio de comunicación digital. «Los periodistas no están pudiendo hacer su trabajo porque el objetivo de los medios de comunicación ya no es la información sino el ánimo de lucro a toda costa». Por tanto, añadió Javier, «los periodistas tenemos que recuperar el control del oficio, "refundarlo" de alguna manera, valernos de las nuevas tecnologías para ser independientes, tras el fracaso de los medios de comunicación tradicionales para mantener su función de servicio público. Podemos, debemos y sabemos». Así que en octubre verá la luz el proyecto definitivo de toda una carrera periodística desarrollada desde la perspectiva de los derechos humanos.

Hay dos cosas que Javier siempre lleva en los bolsillos. Una libreta donde va apuntando las mil ideas que se le van ocurriendo y que siempre nos hace preguntarnos de dónde sacará el tiempo y una creatividad prodigiosa, sin las cortapisas que los demás pareciera tenemos grabadas en nuestros genes, y que no son más que el fruto de una sociedad que mutila la imaginación. Y en el otro bolsillo su iPhone que le permite estar permanentemente conectado con el mundo y desde el que pone en marcha muchos de sus proyectos. Y es que otro de los aspectos que más sorprende de Javier es su dominio de las tecnologías. No tuvo ningún reparo de ampliar su modo de contar las historias periodísticas de la fotografía al vídeo, cuando se dio cuenta que para mostrar lo que estaba ocurriendo en las costas españolas con la llegada de las pateras, necesitaba más que la imagen fija. Y después vino internet y su inabarcable capacidad para comunicar a todos los rincones del mundo a bajo coste y sin necesidad de intermediarios. Javier siempre mira con ilusión al futuro y lo hace trabajando desde el presente.

Por eso, a lo largo de estos años además de su trabajo como periodista, ha organizado campañas de apoyo a diversas causas, se ha manifestado públicamente sobre determinados asuntos que consideraba de máxima relevancia, ha compartido su conocimiento y experiencias con la bondad con la que antiguamente se entendía la enseñanza de los oficios y ha creado el Encuentro Internacional de Foto y Periodismo «Ciudad de Gijón» el que, por ejemplo, esta 13.ª edición ha atraído hasta nuestra ciudad a más de 40 jóvenes españoles y latinoamericanos para aprender de profesionales como Rosa María Calaf y Bru Rovira, entre muchos otros. Jóvenes que vuelven a su tierra con la mochila cargada de ética periodística y de compromiso con nuestra sociedad. Porque eso es lo que se enseña durante esa semana.

La ovetense Carmina Bascarán, quien ha pasado los últimos trece años trabajando por los derechos humanos en Brasil, y una de sus mejores amigas, define así el por qué elegir esta manera de estar en el mundo «Porque me duele la barriga si no lo hago, porque no entiendo que no haya más gente que lo haga. Porque sé de qué lado quiero estar». Javier defiende la vida y la justicia a través de su trabajo, con el rigor y la honestidad inseparables del buen periodismo. Benedetti definió la poesía como un tragaluz para la utopía. Para los que le rodeamos, Javier es un tragaluz para la ilusión y la valentía.

Conste que el amor es la relación que nos une a Javier y a la autora de este texto. Pero el amor y la admiración no ciegan, alumbran. Por eso, aquí he compartido con ustedes mi conocimiento sobre Javier Bauluz.