Raquel NOGUEIRA

La procesión encabezada por gaiteros, la proliferación de trajes típicos asturianos, los fuegos artificiales y la gran corderada dejaban bien claro que ayer era día grande en Caldones. Las fiestas del Carmen tenían que llegar a lo más alto. O por lo menos ese era el plan de los organizadores. «Este año tiramos la casa por la ventana con la orquesta "Assia"», comentaba José Alberto Díaz, coordinador de las fiestas, con la mirada puesta en la actuación musical de la noche.

Pero horas antes del concierto, y tras la tradicional misa, los vecinos, amigos y allegados de la parroquia se acercaban a la gran carpa blanca colocada en el prau de La Rebollada para tomar sidra casera y pinchos de patatas, chorizo criollo y empanada. Era sólo el aperitivo. La barraca se iba llenando al tiempo que el olor a cordero y paella inundaba el lugar. «Llevamos trabajando desde las diez de la mañana para que la comida de hoy salga bien», explicaba Díaz. «No creo que la gente termine antes de las cinco, así que no sé cuándo acabaremos de recoger», remataba.

Los diez corderos que sumaban un total de cien kilos de carne y los quince kilos de arroz divididos en tres «superpaellas», todo ello cocinado al aire libre, era la oferta del menú festivo. Por veinticinco euros había derecho a una ración de paella de marisco, una de cordero a la estaca y postre. Quienes no desearan el menú completo podían escoger entre la ración de cordero a la estaca, por dieciocho euros, o la de paella, por doce. «En los tiempos de crisis hay que ajustar el menú al bolsillo de las personas», decía José Alberto Díaz mientras leía los precios en la pizarra de la carpa. «Llevo diez años organizando la comida de nuestro día grande y veo cómo cada año son más los vecinos que se animan a venir a comer. Este año ya hemos superado con creces las cien comidas servidas el año pasado», explicaba el organizador.

Tras la corderada estaba programado el IV Concurso de sidra casera. Los jueces, catadores de sidra profesionales en llagares, otorgarían tres premios a las mejores sidras del lugar. «Este año las inscripciones superaron a las cuarenta y cinco de 2008», se sorprendía el coordinador de las fiestas.

Hoy, el último día de fiestas, estará dirigido a los más pequeños. Disfrutarán de juegos, actividades y una merienda especial para ellos. El programa empieza por la mañana con misa y bailes populares para terminar por la noche con otra sesión gastronómica a base de cordero, el reparto de la botella de vino y el bollu y una sesión de gaita, tambor y acordeón.