J. MORÁN / M. CASTRO

Enrique Hernández Sande, Cosme Cuenca, José María Cabezudo y Ángel Noriega son cuatro reconocidos arquitectos de Gijón, el último de ellos, decano del colegio profesional. Los cuatro analizaron en LA NUEVA ESPAÑA de Gijón la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias que anula el PGOU de Gijón por haber sido tramitado como una modificación del anterior y no como una revisión y por no haber efectuado una evaluación de impacto ambiental. También opinaron sobre las consecuencias del fallo y sobre el modelo urbanístico de la ciudad. Éste fue el debate:

Cosme Cuenca: Lo más sorprendente es que se produce a instancia de particulares, motivado por un «¿qué hay de lo mío?», lo cual es muy legítimo, pero resulta pintoresco.

Ángel Noriega: La sentencia se basa casi exclusivamente en cuestiones de procedimiento, no entra a valorar el fondo. Es el arma de un particular que ha causado un perjuicio o daño desproporcionado para obtener su interés.

Enrique Hernández: A los propietarios que recurrieron no les va a servir de nada la sentencia, porque no va a cambiar la calificación urbanística de su finca.

José María Cabezudo: La sentencia es desproporcionada, porque el único problema que ha habido es semántico, porque la tramitación del PGOU era exactamente la misma, fuera modificación o revisión. No se hubiera hecho de manera distinta si se hubiera adoptado el otro término. Aquí el Ayuntamiento sólo aplicó lo que decía la ley del Suelo del Principado, que obligaba a adaptar el plan.

Noriega: Desde finales de los años setenta siempre ha habido una disquisición sobre cuándo hacer modificación y cuándo revisión de un plan general; sobre dónde empezaba una y dónde acababa otra».

Cabezudo: Además, el pretendido cambio de modelo territorial que se argumenta en la sentencia no lo hace el PGOU, lo hace la ley estatal de 1998, que dice que todo el suelo no urbanizable que no sea de especial protección, en todos los municipios de España, se convierte a partir de esa ley en urbanizable. Respecto a la necesidad de un estudio de evaluación ambiental, la tramitación del PGOU fue anterior a que fuera obligatorio.

Hernández: El problema ha sido fundamentalmente semántico, porque tampoco es que el proceso se haya hecho en una caja negra, sino que siguió sus trámites y recibió el visto bueno de la CUOTA (Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio, que depende del Principado).

Cuenca: No creo que sea una cuestión puramente semántica, porque una modificación y una revisión no tienen la misma tramitación. Y eludir una evaluación de impacto ambiental no es algo baladí. Me cuesta creer que el Tribunal Superior de Justicia actúe frívolamente.

Noriega: Si se aplicara a todos los planes generales efectuados antes de 2006, serían anulados, porque ninguno se sometió a valoración medioambiental.

Cabezudo: Por eso no se puede acusar al Ayuntamiento de mala práctica. El entender común de las autoridades urbanísticas era que no se precisaba evaluación ambiental.

Noriega: Ahora sí será necesaria una evaluación estratégica ambiental. Pero en mi experiencia no veo que mejoren un plan general. Son tesis doctorales en materia de medio ambiente, que no son prácticas.

Cabezudo: Si se hubiera hecho una evaluación ambiental, sería un papel más; son patentes de corso y un ejemplo lo tenemos en el hecho de que con consagrados estudios de impacto ambiental se nos están robando el horizonte y la arena de la playa con la ampliación de El Musel.

Cuenca: «Los estudios de impacto ambiental corren el peligro de ser trabajos a la carta de quien los encarga, porque nadie fiscaliza a quien le paga».

Hernández: Aquí se está jugando con el concejo, quizás en el peor momento. La oposición no debe boicotear el desarrollo razonable de la ciudad.

Noriega: No se puede generar inseguridad con la sentencia. Aquí hay unos derechos adquiridos.

Cabezudo: Sería peligroso perder el tiempo con cambios sustanciales, ahora lo que urge es retramitar lo que ya hay. El Ayuntamiento debería sacar mañana mismo el documento a información pública. Lo urgente es quitarnos el peligro de que a alguien se le ocurra ejecutar la sentencia. Sería dramático en la actual situación económica y en la que se nos viene encima».

Cuenca: Lo fundamental ahora es retramitar un plan que es reciente. ¿Que a alguien se le ocurre alguna modificación viable? Que se haga, pero de lo que se trata ahora es de salvar las formas.

Hernández: Con la actual situación económica podría mirarse si es necesario generar tanta necesidad de suelo. Pero coincido en que lo importante es salvar las formas. Si Gijón queda con poco suelo calificado surgirá la especulación».

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«Se está jugando con el concejo en el peor momento; la oposición no debe boicotear el desarrollo de Gijón»