R. G.

Miguel Ángel C. Q., el gijonés acusado de acabar con la vida de su novia de nacionalidad francesa, se negó ayer, ante el tribunal de la Audiencia Nacional, a ser extraditado a Francia. Los funcionarios policiales le han trasladado a la cárcel de Soto del Real, en donde permanecerá en prisión preventiva hasta que los magistrados españoles decidan sobre su futuro.

Los jueces de la Audiencia Nacional tendrán que proponer el traslado forzoso del preso al país vecino. Para ello los tribunales galos deberán acreditar la culpabilidad del gijonés aportando pruebas que puedan atestiguar su participación en los hechos. Una vez que se cumplimenten todos los trámites, Miguel Ángel C. Q. será trasladado a Francia quiera o no.

Éste es el segundo caso de extradición que vive Gijón en el último año. En marzo Jesús Manuel Canteli, «el Patata», fue extraditado desde Portugal hasta Gijón, acusado de un delito de homicidio. El hostelero gijonés había sido acusado de acabar con la vida de la joven camarera dominicana María de León Reyes. En este caso, la extradición se produjo a la inversa: el preso era trasladado a España y había aceptado desde el primer momento la puesta a disposición de los tribunales gijoneses.

Una vez que regrese a Francia, Miguel Ángel C. Q. será puesto a disposición del juzgado de Grande Instance parisino que se encuentra investigando su caso.

Miguel Ángel C. Q. fue detenido durante la madrugada del pasado martes, minutos antes de que entrara a trabajar en un conocido restaurante situado en las inmediaciones del puerto deportivo gijonés. El cocinero llevaba trabajando en el local de hostelería desde el día 1 de julio. Los compañeros poco pueden decir de él, pero en las semanas de trabajo que compartieron con el acusado ya pudieron notar que su personalidad era agresiva. «Se mostraba violento», aseguraron a este periódico. Esta actitud se agudizaba especialmente cuando Miguel Ángel C. Q. tenía enfrente a una mujer. Según sus compañeros, «sentía una fuerte animadversión hacia el sexo femenino». «Se ponía muy violento con ellas y en alguna ocasión tuvimos que pararle los pies por este motivo», según relató un compañero del restaurante.

Tampoco se conoce que Miguel Ángel C. Q. mantuviera relaciones de parentesco en Asturias. Fuentes policiales confirmaron a este periódico el día de la detención que el acusado carecía incluso de domicilio fijo en la ciudad. Sólo se sabe que tiene un hermano, Francisco Javier, que reside actualmente en París y que fue clave a la hora de practicar la detención, ya que el presunto homicida le habría confesado su crimen, como también a una amiga.