R. G.

María Sylvia Polydore trabajaba como portera en un edificio del distrito VI parisino, una barriada de la capital francesa en la orilla izquierda del Sena donde se encuentra el Palacio y el Jardín de Luxemburgo y el Instituto de Francia, sede de varias academias francesas. Una zona de estudiantes, ya que varias facultades universitarias conviven en un entorno que el pasado otoño se vio teñido por la tragedia, al hallarse el cadáver de esta mujer de 40 años en posición fetal y dentro de una maleta, con un fuerte golpe en la cabeza, en un sótano vacío y oscuro de la Rue du Cherche-Midi.

Era miércoles, a las cinco de la tarde, cuando la policía descubrió el macabro hallazgo, alertados los vecinos por el olor pestilente que desprendía el habitáculo, sin apenas ventilación. La maleta con el cuerpo sin vida de María Sylvia Polydore, nacida en Isla Mauricio, estaba tapada por un montón de carbón. De inmediato, su pareja sentimental, el cocinero gijonés Miguel Ángel C. Q., que trabajaba en la cocina de un restaurante parisino, se convirtió en el principal sospechoso. Las huellas dactilares de este hombre de 49 años en una cinta adhesiva que envolvía la maleta y el testimonio de un hermano, Francisco Javier, elevaron el dedo acusador sobre el gijonés, detenido el pasado martes en un restaurante de su ciudad natal tras una intervención conjunta de las policías de Gijón y París.

Los primeros datos conducían a pensar que la identidad del cadáver, en avanzado estado de descomposición, pertenecía a la portera de un inmueble de Rue du Cherche, desaparecida desde hacía semanas, según su propia madre había denunciado a la Gendarmería. Pero las condiciones del cuerpo hallado no permitían de inmediato la identificación. Los agentes detectaron que la mujer había recibido fuertes golpes -de hecho, el forense certificó en la autopsia un traumatismo cerebral-, aunque la muerte le sobrevino por asfixia. El detenido, que ha sido encarcelado en Madrid por mandato de la Audiencia Nacional a la espera de su extradición a Francia, pudo estrangularla o la metió en la maleta ya malherida, detalles que sólo se conocerán si el presunto homicida, Miguel Ángel C. Q., confiesa su crimen.

Sylvia Polydore llegó a este barrio «chic» de la capital parisina en 1994. Desde septiembre los vecinos del edificio en el que trabajaba como portera alertaron de su ausencia, sorprendidos de que hubiera abandonado su empleo sin previo aviso. Varios policías revisaron en septiembre el apartamento en el que la mujer vivía, tras la denuncia de desaparición interpuesta por la madre de la víctima y por la familia que acogía en custodia al hijo de María Sylvia, de 7 años. La mujer, según la descripción policial de baja estatura y pelo negro y rizado, acudía regularmente a visitar a su hijo.

Que faltara con frecuencia a esa cita puso en alerta a la familia de acogida, y también a la policía, que pronto descubrió que la víctima había sufrido malos tratos por parte de su pareja, un cocinero español, de Gijón. Según el relato de un vecino, del que se hizo eco la prensa parisina meses atrás, «se peleaban a menudo. Un día pasé por la portería y ella me pidió que llamara a los agentes. Él era muy agresivo».

La madre de María Sylvia, de 72 años de edad, añadió otros datos sobre el perfil agresivo de Miguel Ángel C. Q. «Bebía mucho», explicó a los agentes. Era su única hija y la perdió de una forma terrible, enterrada bajo una montaña de carbón, en un sótano oscuro, dentro de una maleta. «Si Miguel es el culpable», dijo la anciana a los reporteros de «Le Parisien», «espero que lo detengan lo antes posible». Diez meses después, sus deseos se han visto cumplidos.

1994

María Sylvia Polydore llega a París procedente de Isla Mauricio y comienza su trabajo como portera en un edificio.

Septiembre de 2008

A mediados del mes de septiembre, y según las primeras investigaciones, Miguel Ángel C. Q. acaba con la vida de la mujer y deja su cadáver en una maleta enterrada bajo una pila de carbón en un sótano.

Octubre de 2008

Los gendarmes franceses hallan el cadáver en avanzado estado de descomposición.

Julio de 2009

La Policía gijonesa detiene a Miguel Ángel C. Q. en un restaurante de Gijón.