Dani Navarro (Gijón, 1983) afronta por fin la Vuelta a España en su quinta temporada de profesional, que tiene que ser la de su explosión como escalador. Lo que resulta extraño es que no lo hubiera hecho ya porque alberga cualidades excepcionales para la montaña y sus compañeros de entrenamientos, especialmente su maestro Chechu Rubiera, avalan el futuro brillante que puede aguardar a este corredor.

Pocos ciclistas tienen un palmarés en las categorías inferiores como el de Dani. Especialmente en cadetes, donde obtuvo el récord de victorias en una temporada; o en juveniles, donde era un corredor con instinto de vencedor que mantenía grandes duelos deportivos con Luis León. Ahora solamente hace falta mirar donde se encuentra el murciano como estrella relevante del pelotón internacional y sin embargo Navarro, del que se espera mucho, aún no ha conseguido ganar su primera carrera de profesional.

Es cierto que al figurar en grandes equipos, quien no tiene mentalidad de líder al final se amansa y se vuelve cómodo y dócil para trabajar para un compañero que cobra mucho o que hace saber que tiene galones de jefe de filas. Eso le pasó a muchos ciclistas que prometían una barbaridad y al final también se acomodaron. Y en el caso de Dani Navarro también influye que como ciclista de clase estaba acostumbrado a ganar con facilidad y en todos los terrenos, y al pasar a profesionales, donde es preciso sufrir en algunos momentos, le falta sacar esa rabia de campeón.

No obstante, este gijonés ya protagonizó exhibiciones de gran escalador, pero le faltó rematar con una victoria. La última fue en la larga fuga de la París-Niza junto a Voigt, que fue cazado a 500 metros de meta. Hechos como ése generan en los ciclistas mucha desconfianza, pues te hacen pensar que para qué arriesgar y sufrir de forma estéril.

La temporada pasada estaba previsto que corriera la Vuelta a España para ayudar en la montaña al triunfador, Alberto Contador. Pese a que hizo todas las concentraciones junto al madrileño y atravesaba un gran momento de forma, al final los dirigentes kazajos impusieron en el Astaná que corrieran gente de la tierra. Y Bruyneel se vio obligado a apartar del equipo al gijonés.

A Dani Navarro le llevaron entonces a la Vuelta a Alemania, y aunque se dejaba llevar y empezaba los puertos atrás, en el final de la etapa reina en alto acabó entre los cinco mejores. Y como además es un excepcional contrarrelojista pese a que su constitución engaña, al final fue cuarto de la general en esa dura vuelta y ante grandes corredores. Fue su forma de ratificar ante los directores deportivos que es un ciclista de carreras de fondo aunque aún no ponga los cinco sentidos en ello.

Ahora llega la Vuelta a España y Navarro se mostraba motivado, ya que no había líder en el Astaná al no estar ni Kloden, ni Contador, ni Leipheimer. Pero a última hora y por intereses de Bruyneel para marcharse con Armstrong a un equipo nuevo, el director accede a que corra Vinokourov, que ya sabe lo que es ganar la ronda española. Así que lo normal es que en principio Navarro tenga que sacrificarse por el kazajo. Ocurre que como Vinokourov lleva dos años sancionado, lo normal es que lo acuse y entonces Dani podría tener su oportunidad en tantas etapas duras de montaña.

El gijonés va a tener a Chechu Rubiera pinchándole para que aproveche la gran ocasión, por lo cual cabe pensar que el joven corredor gijonés explotará muchas de las virtudes que atesora. Es una pena que la Vuelta no pase por Asturias porque sería otro estímulo más para enrabietar a Navarro y obligarle a destapar su tarro de esencias, que es muy grande y muy bueno. No obstante, Dani también tiene un acicate en casa: su hermano futbolista Borja, el goleador del Sporting B, que tiene raza y que le pica cada poco para que exprima sus virtudes y sepa sufrir en pos del triunfo. Su familia, sus compañeros y los aficionados gijoneses al ciclismo -y también los de toda Asturias- aguardan una gran alegría de Dani en esta ronda cuando llegue a territorio español y la carretera se empine.