Músico y compositor

Leticia PRADO

Ramón Prada ha dedicado toda su vida al mundo de la música. De casta le viene al galgo. Desde que su padre le incluyese como organista en uno de sus coros, numerosas bandas sonoras, composiciones para piano, música folclórica o colaboraciones con artistas asturianos han avalado el prestigio del intérprete asturiano que ayer amenizó la noche en la terraza de la Laboral.

- Empezó muy pequeño en el mundo de la música, ¿fue por influencia de su padre. Ramón Aniceto Prada?

- Sí. Él necesitaba un organista para uno de los coros que dirigía y recurrió a mí. Yo tenía siete años y ahí empezó mi incursión en el mundo de la música. He de reconocer que siempre me había gustado pero nunca me planteé dedicarme a ello.

- Iba a estudiar Periodismo pero al final entró en el Conservatorio de Oviedo. ¿A qué se debió?

-Desde que empecé con el órgano, siempre estuve tocando en diferentes grupos a modo de pasatiempo. Cuando terminé la Secundaria e hice la prueba de Selectividad me quedé a una décima de entrar en la facultad de Periodismo, así que decidí ampliar mis conocimientos musicales y me matriculé en el Conservatorio. Allí me dediqué a los estudios clásicos para conseguir una mayor formación. Me especialicé en la composición porque la interpretación no me gusta. Aunque es más complicado, la suerte me ha permitido colaborar en un montón de proyectos. La mayor parte de las veces he trabajado para otros en vez de crear mis propias obras.

-¿Sus gustos musicales?

-Siempre hablo de la música en mayúsculas, no me puedo decantar por ningún estilo en concreto. Aunque he de reconocer que los clásicos como Bach, los compositores de bandas sonoras cinematográficas y últimamente los músicos minimalistas pican mucho mi curiosidad. Creo que va por épocas pero sobre todo hay que tener en cuenta que la música tiene que transmitir sentimientos. Cuando se consigue despertar algo en el oyente les acabas gustando realmente.

-¿Qué dicta las notas de la literatura que usted adapta musicalmente?

-No sé qué es lo que hace saltar la chispa. De todo lo que leo algunas obras tocan cierta fibra y hacen que quiera contar la historia con mi propio lenguaje. Los mismo que hizo el escritor con las palabras lo hago yo con la música. Es lo que ocurrió por ejemplo con «La noche celta»: la leí y cree la banda sonora primero con ritmos folk y luego con una base sinfónica.

-¿Cómo está el panorama musical actual?

- Cada vez más personas se dejan aconsejar por las grandes empresas y deciden menos lo que van a escuchar. Para escuchar música de calidad hay que esforzarse porque requiere atención, y eso es un requisito frente al que no todos están dispuestos.

- Muy pocas veces se le ve interpretando sus propias obras, ¿por qué?

- Porque no me gusta la responsabilidad de los directos. Soy muy perfeccionista y no disfruto si tengo que controlar cada detalle. Siempre he preferido trabajar como acompañamiento aunque es cierto que creando mis obras tengo más libertad; en los encargos el músico tiene la idea de lo que quiere y yo me limito a retocarlo.

«Escuchar música de calidad exige esfuerzo y la atención es un requisito al que no todos están dispuestos»

«No me gusta la responsabilidad de los directos. Soy muy perfeccionista y no disfruto si tengo que controlar cada detalle»