A. RUBIERA

El sábado también puede ser un buen día de escuela para algunos alumnos gijoneses. El pasado lo fue, en concreto, para siete escolares de 5º curso de Primaria del colegio Severo Ochoa, para tres de sus madres y para su tutor, Eduardo Fernández Cardo. El docente no quiso que la celebración del «Día mundial de la calidad del agua» pasara sin pena ni gloria por su clase y pese a que el curso escolar acaba de comenzar y, como quien dice, sólo lleva cinco días conociendo a sus pupilos y a sus progenitores, el maestro no dudó en programar una salida educativa por la senda del río Peñafrancia.

El lugar de cita fue el campus de Viesques y paseando por el camino fluvial la comitiva llegó hasta el lavadero de Deva. Una vez allí los alumnos procedieron a tomar muestras del agua del río, las analizaron y anotaron los resultados obtenidos. Analizaron parámetros como la temperatura, la turbidez, la cantidad de oxígeno disuelto y el PH. También realizaron a petición del tutor un dibujo del río y en los próximos días entregarán una redacción en la que resumirán la salida sabatina.

Pese a que el trabajo no fue poco, los escolares quedaron encantados con la sesión medioambiental. «Estas salidas didácticas siempre son un éxito porque a los niños les motivan mucho. Todo lo que sea salir de clase a ellos les encanta, y si además les ofreces algo interesante para hacer, mejor aún», explicó el docente.

Es el tercer año que este maestro incluye entre sus actividades escolares el paseo por el Peñafrancia. «Aunque parezca mentira, hay alumnos que no conocen esta senda que está tan cerca de la zona urbana. Hay niños que conocen dos calles de su barrio y poco más», sostiene el educador.

El paseo incluyó observación sobre el río además de la medición de calidad del agua, cuyos parámetros valorarán en el aula en los próximos días. «El río está bastante bien en estos últimos años y pese a que el agua no es potable, tiene una calidad aceptable. Pero los alumnos, durante el paseo, pudieron ver las botellas tiradas en el río, los plásticos que flotaban, y eso creo que sí les impresionó», apuntó Fernández Cardo quien, además de la concienciación medioambiental, logró hacer sudar a sus escolares.

Toma de muestras

Los siete alumnos, tras recorrer la senda, tomaron muestras del agua en Deva.

Control

Con reactivos que cambian de color en contacto con el agua comprobaron diversos parámetros.

Actividades

Las actividades complementarias incluyeron actividades plásticas y de redacción.