Madrid / Gijón,

Módem Press / M. SUÁREZ

Que Cabueñes iba a convertirse en zona edificable «ya se sabía antes del verano de 2003», cuando Ovidio Blanco todavía era arquitecto jefe del Ayuntamiento de Gijón. Así lo declaró ayer Luis Felipe Alonso Teixidor, redactor del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que ha recalificado en la parroquia gijonesa 254.000 metros cuadrados de terreno. De ese ámbito forma parte una finca que Ovidio Blanco compró y vendió en varias ocasiones, obteniendo finalmente una plusvalía de 600.000 euros.

A petición de la fiscalía, que detectó indicios de cohecho, tráfico de influencias y uso de información privilegiada en dichas operaciones, se ha iniciado una investigación judicial para comprobar si son o no constitutivos de delito. Alonso Teixidor declaró ayer en calidad de testigo, dentro de las diligencias previas que está instruyendo el juez Juan Laborda. «Lo que se hizo en Cabueñes fue idea mía y de mi equipo. Se recalificó la parroquia porque es una zona de cierre de la ciudad por el Este», explicó el redactor del PGOU gijonés en un momento del interrogatorio.

Como Luis Felipe Alonso Teixidor reside y tiene su estudio arquitectónico en Madrid, se le permitió testificar por exhorto en los Juzgados de instrucción de la plaza de Castilla. Hasta allí se desplazaron todos los abogados que intervienen en el caso: Luis Tuero, defensor de Ovidio Blanco; Ángel García Bernal, que representa al Ayuntamiento de Gijón como acusación particular; Concepción Trabado, que ejerce la acción popular en nombre de la Plataforma contra el llamado Muro de Cabueñes, colectivo que aportó muchos de los documentos que han dado lugar a este procedimiento judicial, y Pedro Muñiz, que también desempeña la acción popular, pero para el PP. Faltó el fiscal Luis Miguel Llorente.

«Para nosotros esta declaración ha sido muy positiva y nos confirma muchas de las tesis que tenemos. Que el redactor del PGOU reconozca que ya se sabía que la zona de Cabueñes iba a convertirse en zona urbana cuando Ovidio Blanco era arquitecto jefe es muy relevante. Significa que el señor Blanco sabía que la finca que adquirió en la parroquia iba a estar afectada por el Plan», valoraba ayer Concepción Trabado. «Y, aunque niegue que haya tenido alguna intervención respecto al suelo urbanizable, el señor Blanco era perfectamente conocedor de que la parcela que había sido suya y lo volvería a ser después iba a obtener unas plusvalías importantísimas», añadió a la salida de los Juzgados.

Ovidio Blanco cogió la excedencia voluntaria como arquitecto jefe municipal en enero de 2004. Seis meses después adquiría en Cabueñes una parcela de 2.491 metros cuadrados. Los vendedores fueron Horacio Costales de Arriba y los herederos del que había sido su socio en Hoyant, S. L., empresa con la que Blanco ya había llegado a acuerdos sobre esta misma finca en 1992 y 1998.

El terreno forma parte de una parcela de unos 25.000 metros cuadrados, conocida como La Llosona, que Hoyant, S. L. compró a la familia Vereterra en marzo de 1992. Esta sociedad mercantil se lo vendía pocos días después al ex arquitecto jefe municipal por 7.513 euros. En noviembre de 1998 se lo volvía a comprar por 8.414 euros. Y en noviembre de 2004 se lo revendía por 20.434 euros. Según confirmaba ayer el redactor del PGOU, por entonces «el plan parcial de Cabueñes ya estaba dibujado en los planos, y no se cambió».

Ese plan parcial permite construir 655 pisos donde antes no se podía edificar, porque era suelo rústico. Una de las promotoras interesadas en el desarrollo de esta nueva área residencial pagó a Ovidio Blanco por su parcela 617.420 euros. Hoyant, por su parte, ganó en la operación 5,5 millones. «No sabía nada de la finca de Ovidio», aseguró ayer Luis Felipe Alonso Teixidor, que también aclaró: «Ovidio sólo nos trasladaba indicaciones relativas al ámbito urbano y a las ordenanzas. Las cuestiones del ámbito rural (el más problemático) se trataban con la Alcaldesa; el concejal de Urbanismo de entonces, Jesús Morales, y el de Hacienda, Pedro Sanjurjo. Ovidio solía estar presente, pero no opinaba, porque no era asunto de él».