C. JIMÉNEZ

Tras dos años largos de obras la iglesia de San Antonio de Padua, en Los Campos, luce nueva imagen. Y lo hace adaptándose a las necesidades del siglo XXI también para la liturgia. Coincidiendo con la festividad de San Francisco de Asís, patrono de los animales, ayer se celebraba una misa de acción de gracias para presentar la nueva cara del edificio.

La reforma incluye el uso de nuevos materiales, que fue uno de los criterios que guiaron al equipo de arquitectos encabezado por Marcelino Galán y Daniel Menéndez Blanco, presentes en el oficio religioso. Contrafuertes recubiertos con chapa negra de cinc, planchas metálicas en la pared y un novedoso vía crucis obra del escultor Antonio Oteiza, quien participó también de la liturgia, son algunos de los modernos detalles que presenta el remozado templo de los Capuchinos.

Se ha modificado su imagen exterior e interior, tanto que algunos fieles se sorprendían cuando se proyectaban las imágenes de la primera casa de los Capuchinos en Gijón, preparada por el padre Alfonso allá por el año 1923. El primitivo edificio, por el que pagaban una renta mensual de 460 pesetas, contaba en su primera capilla con ochenta sillas prestadas y un pequeño armario alquilado por 10 pesetas al mes.

Después viviría otras dos grandes reformas, en 1969 y en 1983, hasta el momento actual en que han salvado todos los problemas que presentaba el templo en acústica, calefacción y accesos, entre otros. En el nuevo altar ha desaparecido cualquier signo de artificiosidad para dejar tan sólo presidiendo junto a los seis oficiantes de ayer un crucifijo de hierro obra de Joaquín Rubio Camín y la figura de San Antonio de la que también es autor el difunto artista gijonés. Los bancos han cambiado de distribución, con un único pasillo central.

Y fue elegida precisamente la festividad de San Francisco de Asís para presentar la obra del templo por considerar que este santo ejemplifica el modelo de espiritualidad cristiana que siguen los Capuchinos. Tras la misa, la comunidad religiosa realizó un breve repaso de su historia en Gijón a través de una proyección audiovisual.

El templo fue proyectado en 1934 por Manuel García Rodríguez. Con la intervención actual ha ganado tanto en acústica como en confortabilidad y en seguridad. Un nuevo espacio para orar y celebrar la devoción a Cristo de San Francisco.