Ingeniero químico, ex director general de refinerías de Petróleos de Venezuela

M. CASTRO

-¿Se agota el petróleo?

-Cuando yo estaba estudiando en París, a mediados de los años sesenta, los libros de economía decían que se iba a acabar el petróleo en los años ochenta. La Edad de Piedra no se acabó porque se acabaran las piedras. Se acabó porque vino otra tecnología, la de los metales. Con el petróleo va a pasar lo mismo.

-¿Es una energía cara?

-El otro día fui a echar gasolina aquí y por treinta y pico litros se pagaron 35 euros. En Venezuela, por lo mismo, se pagan 40 centavos de dólar. En 2008 estaban los precios alrededor de 40 dólares por barril. Cuando se empezó a usar en el siglo XIX para sustituir el aceite de ballena costaba un dólar un galón de petróleo, esto es, 42 dólares de aquella época un barril, que actualizados serían más de 200.

-¿Qué distorsiona el precio?

-La distorsión en el precio se debe a que está asociado al valor del dólar. Pero el efecto más perverso es que en Wall Street se negocian 150 millones de barriles de petróleo al día, cuando la producción mundial es de 80 millones. Eso es una burbuja y se llama, pura y llanamente, especulación. Considero que eso los gobiernos no lo tendrían que aceptar.

-El consumidor lo que paga en la gasolinera, fundamentalmente, impuestos.

-Los países con mejor calidad de vida tienen impuestos elevados. En Suecia se paga un 70% de impuestos. En la Revolución Francesa ya se dijo libertad, igualdad y fraternidad. En libertad se avanzó mucho. En igualdad y fraternidad no llegamos al aprobado. Y la única manera son los impuestos, para redistribuir.

-¿País con petróleo, país rico?

-Venezuela no es un país rico. Y nadie mejor que los asturianos pueden comprender esta realidad. Asturias fue el pulmón energético de España entre mediados del siglo XIX y mediados del XX. ¿Dónde ha quedado esa riqueza? Suiza y Japón, que carecen de fuentes de energía, son países que cuentan con niveles de renta de los más altos del mundo. El trabajo, la responsabilidad, la ética y la disciplina es lo que da riqueza. Yo divido Europa en tres toneles: hasta el río Ródano es la Europa del vino; del Ródano al Elba, la de la cerveza, y más allá del Elba, la del vodka. Y entre el Ródano y el Elba es donde está este espíritu de la gente que tiene esos valores que le he dicho, que yo asocio al judaísmo y al calvinismo. Son las culturas que dan la riqueza.

-¿Qué importancia les da a las energías renovables?

-Con ocho metros cuadrados de paneles solares se suministra la energía para una casa. Sumando, con energías renovables se pueden ahorrar muchos megavatios.

-¿Y la nuclear?

-Tiene mala fama, pero ¿cuántos muertos ha provocado? Está ahí el accidente de Chernobil, en el que hubo 31 muertos aunque Greenpeace diga que llegaron a 250.000. Pero en la carretera, el automóvil se lleva todos los años unos 3.000 muertos en España. ¿Eliminamos el automóvil? Lo que pasó en Chernobil es que para hacer unas pruebas desviaron los sistemas de seguridad, como si alguien decide apagar las luces en la carretera de noche y seguir conduciendo.

-¿Cree que es el futuro?

-Lo que creo es que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta. La energía nuclear tiene que desempeñar un papel. Me pregunto por qué Asturias no puede tener centrales nucleares en el fondo de las minas.

-¿Para aprovechar los pozos que cierren?

-Nosotros tenemos aquí la experiencia de trabajar a 700 metros de profundidad. Si la gente está asustada por la energía nuclear, se pone ahí abajo; y si pasa algo, se vuela, queda enterrada y no sale radiación.

-¿Cómo valora la postura de Zapatero de cerrar centrales nucleares en vez de abrir nuevas?

-Yo puedo entender que un partido político quiera el matrimonio entre homosexuales y otro no lo quiera, puedo aceptar 180 grados de diferencia respecto a la eutanasia o al aborto. Todos ésos son temas complejos y comprendo que pueda haber diferencias diametrales. Pero no comprendo que se produzcan en energía: que uno sólo quiera trasvasar agua y otro sólo quiera hacer plantas desalinizadoras o que uno diga sí y otro no a la energía nuclear. El país no puede moverse con esos bandazos. Igual que no podría ser que un Gobierno iniciara una autovía y llegará otro a paralizar las obras. Los países tienen que tener un Libro Blanco para alimentación, energía, agua, sanidad y educación. Lo básico no se puede discutir.

-¿No ve bien que Zapatero cierre las nucleares?

-Los ingenieros están diciendo que no hace falta cerrarlas. Yo no puedo decir que sea un capricho. A mi modo de ver se trata de una persona que no está bien asesorada o que, simplemente, no sabe escuchar.

-¿Qué consecuencias puede tener esa decisión?

-Eso va a costarle dinero a España. Y también puestos de trabajo.

-¿Cómo ve la apuesta del Principado por convertir Asturias en una comunidad exportadora de energía eléctrica?

-Lo que yo le digo; centrales nucleares en el fondo de la mina.

-¿Mejor que centrales de gas natural, que es la apuesta del Ejecutivo autonómico?

-No sé si el gas será competitivo.

-¿Alguna otra apuesta para el desarrollo?

-Hay que inventar e investigar. Los antibióticos no se descubrieron por estar investigando sobre antibióticos; se descubrieron por azar, pero porque se estaba investigando, aunque fuera otra cosa. En Venezuela, en estos momentos, hay cirujanos que están operando a gente que está muy gorda, le hacen un by-pass gástrico quitándoles un pedazo de intestino delgado que es donde se absorbe la comida. Y se está viendo que a esas personas también se les quita la diabetes. Ahora habrá que investigar sobre esa parte del intestino delgado, porque a lo mejor ahí está la clave para curar la diabetes. Y fue un hallazgo que se produjo cuando se estaba investigando cómo bajar el peso; pero ahí apareció. Hay que tener la mente abierta.

-¿Quiere añadir algo más?

-Séneca ya dijo hace 2.000 años que si el capitán de un barco no sabe adónde quiere ir, no hay buen viento que lo lleve. Si Asturias y España no tienen buenos capitanes, no vamos a resolver el problema de la energía ni los demás problemas que tenemos.

Javier Hernández Rodríguez nació en La Felguera hace 68 años. Estudió Químicas en la Universidad de Oviedo y se doctoró en el CSIC. Tras completar sus estudios en París, donde estudió Ingeniería Química del Petróleo, lo fichó la Shell. Pasó por varios países antes de recalar en Venezuela, donde culminó su trayectoria profesional vinculado a Petróleos de Venezuela (PVDSA), de la que llegó a ser director general de refinerías. Jubilado, sigue residiendo en aquel país. Ayer ofreció una charla en el Ateneo Jovellanos titulada «Mitos y reflexiones sobre la energía».

«En Venezuela se ha descubierto que a las personas obesas a las que se les extirpaba una parte del intestino delgado también les desaparecía la diabetes; ahora se va a investigar en esa dirección»

«Es la cultura de la responsabilidad y del trabajo, y no las materias primas, lo que da riqueza a un país»

«Si Asturias y España no tienen buenos capitanes, no vamos a resolver los problemas que tenemos»