C. JIMÉNEZ

Un proyecto imprescindible pero incompleto. La comunidad universitaria de Gijón aplaude los planes del Rectorado para ampliar las dotaciones del campus de la ciudad con un edificio polivalente, que incluye, por un lado, una zona de servicios científico técnicos complementaria del vecino Parque Tecnológico, el área de Administración y espacios de uso común, como cafetería, Casa de las Lenguas, asociaciones de alumnos, comedor y salón de actos y, por otro, una residencia de estudiantes. Pero alumnos y profesores coinciden en que éstas no son las únicas necesidades para un distrito universitario por donde se mueven a diario más de 6.000 estudiantes.

En cuanto a infraestructuras, en la mente de todos sigue el compromiso de dotar a los estudiantes de Gijón de un área reservada para la práctica deportiva en la zona más próxima a los aularios. «Es algo que siempre se pidió pero que nunca se llegó a ejecutar», subrayan los miembros de la comunidad universitaria. «Queremos dar una oportunidad a todos los alumnos, las instalaciones que tenemos ahora son insuficientes», agrega otra voz del profesorado.

La zona de servicios universitarios de la Laboral, donde se alojan las escuelas de Trabajo Social y «Jovellanos», tiene sus propias reivindicaciones para la era de la excelencia en la institución académica. La primera de ellas y más importante pasa por encontrar alguna forma de conexión con el resto de los centros del campus.

Confían en que una vez finalicen las obras del desdoblamiento de la avenida Albert Einstein, la Universidad aproveche para crear «algún tipo de hilazón, acercando las enseñanzas con un fuerte componente social con los estudios de carácter más técnico». Y mejorando también las relaciones académicas entre unas y otras áreas de conocimiento con el objetivo de fortalecer las sinergias entre Universidad y empresas.

Desde el profesorado, hay quien apunta que en el nuevo diseño del campus debería contarse con el perfil solidario de algunos estudios y el impulso al voluntariado que se ha dado en los últimos años desde la institución académica, con el objetivo de extender esta otra faceta de la Universidad y que adquiera más peso en el nuevo diseño del campus.

«Ahora hay que mirar al futuro, ponerse a trabajar en ello y que todo esto se concrete en algo en firme», señalan desde la Universidad. Y piden, sobre todo, potenciar las relaciones con el sector empresarial para avanzar en el objetivo de la transferencia de tecnología.

El curso de Europa para la Universidad asturiana llegará con los deberes hechos en cuanto a la planificación de los estudios pero Bolonia apremia y las escuelas reconocen que no disponen de las infraestructuras necesarias para abordar la transformación al Espacio Europeo de la Educación Superior. «En los aularios no hay sitio para todo lo que se nos demanda», confirman la mayoría de los directores de Gijón. Confían en que la anunciada reordenación de los centros de enseñanzas técnicas para su configuración como un centro único venga a resolver todas estas cuestiones.

Con las grandes aulas escalonadas de Peritos y la Politécnica ven complicado atender las demandas de la reforma europea tanto en el fondo como en las formas, y que obliga a desarrollar las lecciones teóricas y prácticas en aulas más pequeñas para seminarios y clases más individualizadas. Por ello, juzgan imprescindible dedicar a la adaptación de los espacios físicos del campus a los requisitos de Bolonia los primeros fondos del Campus de Excelencia Internacional que el Ministerio de Educación ha otorgado a la institución asturiana. N obstante, el sentimiento mayoritario en las aulas del campus es optimista. «Si fuimos capaces de llegar hasta aquí, seremos capaces de seguir adelante», señalan.

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