Más que pesca submarina, lo que practica Jorge Blanco es «caza fotográfica bajo el mar». Un gran acuario de agua salada atraviesa, de este a oeste, el salón de su casa madrileña, con toda la gama de peces de la película «Nemo», porque además de fanático del submarinismo, a este diseñador gráfico le vuelven loco los dibujos animados.

Sin embargo no han sido los peces, sino los alienígenas, los que le han puesto en la pista del éxito en el mundo de la animación cinematográfica. Con sólo 36 años Jorge Blanco es el director de la película española «de dibujos» con más presupuesto y más taquillera del momento, «Planet 51», además de ser uno de los creadores del famoso videojuego «Commandos». Con «Planet 51» está viviendo su momento de gloria; la superproducción de animación lleva ya siete millones de euros recaudados y se ha colocado en el primer puesto de la taquilla española tras el puente de la Inmaculada.

Pese a haber nacido en Madrid y tener madre ovetense, Jorge Blanco se considera -y así lo dice, sin complejos- «un gijonés de los pies a la cabeza», en alusión a la adopción que ha hecho de la ciudad de sus primos y que él visitaba desde pequeño.

De Gijón le apasiona el buceo, su mar salada (precisamente con el agua del Cantábrico es con la que llena su acuario de Madrid) y los chuletones de una sidrería de Cimadevilla. Socio desde hace años del Club Apnea de pesca submarina, Jorge se enamoró del mundo acuático gracias a su primo Carlos López, miembro de la misma sociedad. Sin embargo, según reconocen sus amigos con sorna «más que chopas, lo que pesca son fotos».

La fotografía y el mar las combina con otra de sus aficiones: los viajes. Con cada una de sus escapadas, sobre todo a mares de países tropicales, el diseñador suma imágenes de grandes peces de colores a su álbum fotográfico, y al del Club Apnea, donde manda fotos habitualmente.

Sus lazos con Gijón le vienen desde bien pequeño, cuando ya de crío veraneaba en casa de sus primos en el barrio del Natahoyo. Es más, fue en esta ciudad donde conoció a su actual pareja, Susana Murcia, con la que hace años que comparte su vida en Madrid (aunque también tienen una casa en Montevil). Dicen los más cercanos que Jorge lleva enamorado de su mujer «desde joven» y que ella es «el amor de su vida».

Pero el director de «Planet 51» no sólo cultiva la mente, sino también el cuerpo. En su casa de Madrid tiene una piscina y un gran gimnasio donde hace pesas de forma habitual. Aunque lo que más sorprende de su casa es la decoración: no hay rincón que no esté lleno de figuras de dibujos animados, tal como constata su primo Carlos.

Considerado por todos los que le conocen como un hacha en el dibujo, Jorge Blanco tuvo sus primeros escarceos con el papel y el lápiz de bien pequeño. Este don como dibujante hizo que pronto se dedicara a diseñar videojuegos, y más tarde a crear, junto a dos colegas, la película «Planet 51», que le robó siete años de su vida, tiempo en el que se vio obligado a reducir sus visitas a Gijón. Cuentan que de chaval le gustaba fotografiar las texturas de los objetos, como los ladrillos, y después trasladarlas al ordenador, curiosidad y habilidad a la que ha acabado por sacar muy buen partido.

El pequeño de dos hermanos, Jorge Blanco siempre ha sido un chico reservado, aunque con el paso del tiempo su carácter se ha vuelto más abierto y extrovertido. Será quizá por el éxito que le está tocando vivir, aunque tal y como él mismo reconoce «yo estoy en mi mundo friki». Lo que garantiza que pese a saborear las mieles del trabajo bien hecho, el director de «Planet 51» seguirá disfrutando de Gijón y de sus aguas saladas como el primer día.