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-Esta forma de proceder es poco habitual en los investigadores. ¿No genera falsas expectativas?

-No es un proceder habitual porque la investigación que se hace en España es, sobre todo, funcionarial. La gente tiene sus habas y su sueldo asegurado con fondos, becas para cinco o 10 años... y la gente puede esperar a que se publique su investigación, aunque pasen años. Ese es el gran problema y lo que nos diferencia. Nosotros dependemos de lo que hagamos estos seis meses para seguir los próximos. Somos una empresa de investigación, no tenemos presupuestos gubernamentales que nos garanticen pagar a los investigadores o los gastos básicos. Nosotros tenemos que buscarnos las habas, sobre todo ahora que las administraciones nos han cerrado el grifo. Llegamos a tener 2 millones de euros en el 2006 y 2007, y se quedó en cero euros.

-¿Qué pasa con la publicación de sus investigaciones?

-Que nadie lo tema: aparecerán publicadas, pero para eso se necesita un tiempo que no teníamos.

-¿Y si al final resultan falsas expectativas que ya han trasladado a los enfermos?

-Eso es parte de la responsabilidad como investigador. Y yo ya parto de la vergüenza de que, de alguna forma, en los últimos 40 años no se ha estado ofreciendo nada nuevo. Si la realidad es que no hemos sido capaces de sacar nada nuevo en todos estos años, pese a que hay miles de investigadores en todo el mundo y miles de millones en inversión, nosotros sólo estaríamos teniendo un fallo igual. Pero creemos que hemos hecho un gran descubrimiento y pensamos que era honesto contárselo a los enfermos. Estamos en la frontera de la nueva medicina, las células madre del adulto, y hemos descubierto lo que pensamos que va a ser el estándar para todo el mundo en el campo de las células madre. La gente en todo el mundo que ahora utiliza células madre de grasa o de médula ósea va a tener que cambiar. Nuestro tipo de células no las ha descrito nadie hasta ahora. Y quien quiera desarrollarlas comercialmente, convertirlas en medicamentos y venderlas como tales, va a tener que contar con nosotros.

-¿Ya tienen una patente?

-Sí, hemos hecho una patente internacional y nuestra idea es seguir con el desarrollo comercial.

-Insisto: su proceder es poco habitual y muy expuesto a la crítica.

-Sí, pero la crítica viene del mismo lado. De quien no tiene ninguna necesidad de dar este tipo de pasos porque ni hace desarrollos farmacéuticos, sólo hace investigación básica, ni necesita nada porque tiene su beca o sus fondos garantizados.

-Dice que necesitan una inversión de 3 millones de euros para seguir con el desarrollo.

-Eso incluye gastos de patentes, de aparatos y de personal. Y lo que es muy importante, cuando decimos esas cifras ya pensamos que a lo largo del año próximo vamos a tener acuerdos de licencias y de comercialización con otras empresas. Estamos a un paso de ser completamente autosuficientes. Y por eso, aunque no rechazamos ayudas, lo que queremos son préstamos. Y hemos lanzado un programa de préstamos participativos para que la gente que quiera entrar en la empresa pueda entrar con pequeñas inversiones. A la Administración le pedimos que nos avale para ir a un banco y pedir un préstamo, porque estoy seguro de que esto va a funcionar y voy a poder devolverlo. Esa es mi filosofía.

-¿Por qué cree que no encuentra la receptividad que quisiera en las administraciones?

-Porque esto posiblemente trastoca ciertos planes de alguna gente. Algo que yo creo que empobrece a Asturias. Hay que pensar en términos de sumar fuerzas, sumar pueblos, sumar proyectos. Temo que las instituciones estén siendo mal aconsejadas y se escuden en que somos un factor desconocido y nuevo. Pero empieza a ser tiempo de reacción. Agradezco muchísimo la primera reacción de la alcaldesa de Gijón, que al menos nos ha escuchado y ya es bastante. A la comunidad científica asturiana le digo, también, que estoy dispuesto a un debate con quien quiera en el aula magna de la Universidad. Y podemos hablar tanto de la importancia de este descubrimiento, como del modelo de desarrollo tecnológico e industrial que se quiere para Asturias. Estaría encantado de que todas las dudas salieran ahí a la palestra. Reto sanamente a gente como por ejemplo López Otín a discutir sobre todas estas cosas, y a que me planteen sus dudas.

-¿Qué le parece que aparezca una plataforma de pacientes de apoyo a su proyecto?

-Me parece genial. Es un síntoma de que la gente ha entendido la importancia de este proyecto mucho antes que los políticos.

«La gente que en todo el mundo está utilizando ahora células madre de grasa o médula va a tener que cambiar»