M. C.

El presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, aseguró ayer que la obra de la regasificadora de El Musel, una de las piezas que justificó la ampliación del puerto y cuya funcionalidad se ligaba a la sucesiva apertura de ciclos combinados en Asturias (térmicas que consumen gas natural), no está en cuestión por el hecho de que ahora se hayan paralizado estos últimos proyectos.

Un alto cargo del Ministerio de Industria puso el jueves en cuestión que se construyan más centrales de gas en España de las que ya están en obras. En su día Areces llegó a anunciar una docena en Asturias, aunque sólo se avanzó en cinco casos. En Soto de Ribera hay una central en funcionamiento y otra en obras. Ahora han quedado aparcados los proyectos restantes: En El Musel, en Mieres y en Corvera. Areces insiste en que los proyectos siguen «adelante». En cualquier caso, la regasificadora es «imparable» porque forma parte «de una red española y no está totalmente condicionada a los ciclos combinados, ya que tiene vida propia», señaló Areces en una entrevista. Apuntó a renglón seguido que la regasificadora «también necesita ciclos que garanticen la demanda».

La aparente contradicción tiene sentido si se considera que Enagás, que promueve la regasificadora, no tendrá problemas para amortizar la instalación, dado que el Estado paga a la empresa en función de la capacidad de la misma, con independencia del volumen de gas que descargue. Otra cuestión es que la planta acabe operando muy por debajo de su capacidad si no tiene suficientes centrales a las que alimentar. Algo que también tendrá sus consecuencias en las cuentas del Puerto, que aún debe costear la ampliación de El Musel, con un sobrecoste del 43% (251 millones de euros con IVA).

Areces opinó ayer que los negros nubarrones que se ciernen sobre su proyecto de convertir a El Musel en un polo energético son pasajeros. Entiende que las inversiones energéticas se retomarán cuando escampe la crisis y que mientras, la Autoridad Portuaria de Gijón podrá afrontar el pago de la obra con el crédito concedido por el Estado para los sobrecostes, que tiene 7 años de carencia.

El mandatario regional tampoco ve finiquitado el proyecto para instalar un ciclo combinado en la explanada de Aboño por el que «hoy por hoy» pugnan HC y Endesa. Areces señaló que desconoce si las empresas «van a mantener» su interés, pero vino a decir que ese solar no va a quedar vacío porque se trata de «un emplazamiento estratégico» a pie de puerto, «muy deseable para cualquier empresa, de este tipo u otro».

Sus socios en el gobierno dieron opiniones dispares. El líder de IU, Jesús Iglesias, coincidió en atribuir a la crisis el retraso en las inversiones energéticas, como en cualquier otro sector. A medio plazo será la situación económica la que determine el futuro de esos proyectos, dijo.

Quien expresa otro punto de vista es el portavoz de Los Verdes, Juan Ignacio González quien, en referencia al polo energético, acusó a Areces de «vender humo, porque había que satisfacer los intereses de las cementeras y el hormigón» para lo que usó como «justificación» un plan energético «contrario a cualquiera de las directrices de la UE, que recomienda que la electricidad se produzca en el territorio cercano al consumo para evitar pérdidas de energía en el transporte y que se apueste por las renovables» por lo que los proyectos de ciclos combinados «irán cayendo» uno tras otro, apuntó.

González señaló que la obra de El Musel debía de haberse «redimensionado» cuando la UE rechazó pagar los sobrecostes, para atender las «necesidades reales». Ahora va a quedar «un inmenso solar; habrá que pensar qué vamos a hacer con él».