Un nuevo año acaba de empezar y con él los deseos de que todo salga bien, al menos en las personas de buena voluntad. Asturias tiene una gran oportunidad comparativa con otras regiones, pues nuestros políticos no tienen que desperdiciar su tiempo en hacer valer ante el resto de España sus estatutos, tapar sus corrupciones, luchar por el reparto del agua, y otros innumerables asuntos que hacen que los políticos no puedan dedicarse a que sus ciudadanos vean cómo se mejora su nivel de vida, con independencia de la que a «está cayendo» con la economía y especialmente con el paro.

Por eso digo que Asturias tiene una gran oportunidad que debe ser aprovechada por sus políticos y usada como una ventaja competitiva ante el resto de las comunidades autónomas, aunando sus esfuerzos en la única dirección del positivismo, para conseguir hacer una Asturias mejor mientras los demás tratan de conseguir unos fines simbólicos que nada les aportan a la mejora de su calidad ciudadana.

Claro que las distintas ideologías políticas tienen que parlamentar y discutir para convencer de sus planes y bondades, pero también es el momento de dejar rivalidades y sacar adelante los proyectos que puedan mejorar el futuro de sus ciudadanos. Al final, éstos se lo agradecerán. No es el momento por lo tanto de aparcar proyectos y de echar en cara desvíos, sino todo lo contrario, agudizar el ingenio para que «a pesar de todo» se saque adelante y con ilusión cuanto se crea conveniente y necesario para que la máquina de producción, bienestar y convivencia no sólo no se pare, sino que sea capaz de incrementarse.

Las obras de comunicación son de capital importancia para el progreso dentro de la globalización. Todas las ciudades que se han enriquecido en la historia han tenido a su favor infraestructuras y medios de comunicarse superiores a las demás. Sin lugar a dudas, esto seguirá siendo así, aunque obviamente los medios y sistemas no serán los mismos.

Por ello, no puedo por menos que elogiar la figura del responsable político de Infraestructuras y Medio Ambiente, Francisco González Buendía, quien en los Presupuestos regionales de 2010 ha visto reducido un 24,2 % el suyo, dejándole una cuota de participación en el total del 6,2 %. Nada tengo que decir del recorte, pues entiendo que estará discutido y consensuado para su aprobación, además de estar de acuerdo en que éste no es momento de ampliar endeudamiento regional, sino todo lo contrario, adecuarlo a los mermados ingresos y a sus expectativas. Por ello precisamente elogio su grado de aceptación sin menoscabo de continuar su tarea de mejorar las infraestructuras Asturianas.

Y llegados a este punto, voy a permitirme hacer un análisis del sistema que nuestro consejero de Infraestructuras está utilizando denominado «peaje en sombra». Se han realizado y están en ejecución obras por valor total de 540 millones de euros (140 millones la realizada AS-II Gijón-Oviedo; 240 millones la AS-III Avilés-Langreo y 160 millones los accesos a Zalia). Por todo ello, cuando estén finalizadas en su totalidad estas obras, se estiman unos pagos anuales de 34,4 millones de euros, y por un plazo medio de 30 años, que supondrá un montante total de 1.032 millones de euros.

Si comparamos el pago anual de 34,4 millones de euros con el total presupuestado de la Consejería de Infraestructuras que asciende a 276,8 millones, supone una amortización del 12,42 % anual por estas obras. Si esta comparación la realizamos con la base del total del Presupuesto del Principado 4.428 millones, supone una amortización anual del 0,77% del presupuesto para estas obras.

Traducido a una hipoteca de vivienda de una familia, podemos establecer la siguiente comparación: la familia gana 4.428 unidades al año y amortiza 34,4, lo que supone destinar de sus ingresos un total del 0,77% anual. Si quien se compra la vivienda es el hijo pero con el aval de la familia en conjunto, se establece que de los ingresos del hijo, 276,8 unidades, debe destinar a amortización anual 34,4 unidades, lo que supone una aportación a la amortización del 12,42 % ¿No es prudente este nivel de riesgo familiar para mejorar el estado de bienestar de la misma? Ya querríamos la mayoría de las familias asturianas estar en esta situación.

Por todo ello, y a la vista del deterioro generalizado de la política, no puedo por menos que resaltar el buen hacer profesional de un político que, como la hormiguilla, no deja de acumular reservas para el futuro asturiano a base de esfuerzo, ingenio y a veces contra los elementos.

Vaya mi deseo para que en este año 2010 todos los estamentos de Asturias se unan para que juntos tiremos el muro ideológico que nos separa, que se caiga por sí solo el muro del individualismo y en definitiva que no quede para el futuro ningún muro que separe a los hombres.