R. GARCÍA

El edificio situado a la altura del número 5 de la calle de Los Moros se vino abajo alrededor de la una de la madrugada de ayer. Según las primeras investigaciones, el derrumbamiento se produjo como consecuencia de las «malas condiciones meteorológicas» vividas en los últimos días en la ciudad, según el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento, Pedro Sanjurjo, quien calificó el incidente como «un buen susto». Sanjurjo declaró ayer que las fuertes lluvias y el viento «pudieron provocar un colapso de la estructura de madera que soporta el inmueble». Los responsables municipales del área de Urbanismo han abierto un expediente informativo para investigar las causas de lo sucedido, a pesar de que no hubo que lamentar daños personales.

El propietario del inmueble, el abogado y médico gijonés Julio César Galán Cortés, había pedido al Ayuntamiento la declaración de ruina del inmueble, que en la actualidad se encuentra deshabitado, pero los técnicos de Urbanismo se la habían denegado, con el fin de respetar la fachada. Esta decisión fue recurrida por el afectado ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, pero los magistrados volvieron a denegar la declaración de ruina, dándole la razón al Ayuntamiento en una sentencia dictada el 18 de noviembre del pasado año.

El derrumbe del inmueble afectó sobre todo a la peatonal calle León, en donde no hubo que lamentar daños personales debido a la hora en la que se produjo el siniestro. Algunos cascotes cayeron a la calle de los Moros, que fue cortada al tráfico durante toda la mañana entre Munuza y Jovellanos.

Los equipos técnicos de Urbanismo se trasladaron a primera hora de la mañana de ayer hasta la zona del suceso para decidir las actuaciones que se iban a llevar a cabo. Poco después las grúas comenzaron la demolición de las partes del edificio que aún quedaban en pie: las fachadas y la medianera que separa este inmueble del situado a su lado, en el número 7 de la misma calle. El derrumbe controlado podría estar concluido en el plazo de una semana, según informaron ayer fuentes municipales. Durante ese tiempo quedará inutilizado parte del carril izquierdo de la calle de Los Moros. Este corte no afectará al recorrido habitual de los autobuses urbanos de Emtusa que circulan por esta zona céntrica de la ciudad.

No es la primera vez que este edificio da problemas. El pasado 30 de diciembre, hace tan sólo dos semanas, los vecinos de la zona centro habían denunciado el desprendimiento de una de las ventanas del inmueble, por lo que los Bomberos tuvieron que intervenir, para retirar de la calle los escombros. El edil responsable de Urbanismo dio a conocer ayer que el propietario tenía un expediente municipal abierto por la mala conservación de la fachada del inmueble siniestrado.

Pedro Sanjurjo no quiso pronunciarse ayer acerca de quién tiene que asumir la responsabilidad del derrumbamiento, pero el propietario del inmueble quiso dejar claro a este periódico su «estricto» cumplimiento de la legalidad: «He cumplido todo lo que me ha mandado el Ayuntamiento, instalando incluso bandejas de protección en la zona donde ellos me dijeron que había que ponerlas». Julio César Galán asumirá ahora los gastos del derribo. «Hice lo que tenía que hacer y no tengo nada que esconder porque lo tenía todo en regla», concluyó el abogado y médico gijonés.

Ana Patac Arroyo, propietaria del inmueble colindante, el situado en la calle de Los Moros, número 7, declaró a su vez tener «miedo de que las obras de derribo influyan en nuestro edificio, que tiene más de cien años y que no está vacío. No hay inquilinos, pero hay cosas dentro de valor y queremos preservarlas». Patac añadió que el propietario del inmueble siniestrado lo había dejado «abandonado y no se ocupaba de él para nada. Nos temíamos lo peor y sabíamos que algún día iba a pasar algo como lo ocurrido».

Hace ya más de ocho años que nadie residía en el edificio situado en el número 5 de la calle de los Moros. Lo único que se siguió utilizando hasta el año 2007 fue el bajo comercial, en el que se encontraba una tienda de ropa de caballero. Los propietarios de este comercio se vieron obligados a trasladar el negocio a causa d el mal estado en el que se encontraba el edificio, con humedades y goteras.