J. M. CEINOS

El gijonés Silverio Cañada Acebal fue el editor más importante que dio Asturias y un visionario que dejó para la posteridad colecciones de libros que ya son de culto, sin olvidar la «Gran Enciclopedia Asturiana», su obra cumbre. Pero su fallecimiento, en el año 2002, impidió que llevara adelante una obra en la que tenía especial empeño: una completa historia de Gijón.

Ahora, ocho años después de la desaparición del editor, LA NUEVA ESPAÑA coge su testigo y desde el pasado domingo los gijoneses ya pueden leer lo que Silverio Cañada tenía en mente. Así lo cuenta su hijo, Silverio Cañada Estébanez.

El pasado jueves, 28 de enero, en la presentación de «Historia de Gijón», el coordinador de la obra, Javier Rodríguez Muñoz, explicó que se trataba de un trabajo que había tenido una «cocción lenta». Y como relata Silverio Cañada Estébanez, «cocción lenta ya que era una idea muy antigua de mi padre, un propósito suyo que tardamos en hacer, pero que al final hicimos». Pero con cocción lenta «también se refiere a que los autores han tenido tiempo y trabajado bien, es decir, no es una colección hecha de un día para otro», afirma Cañada Estébanez.

En firme con el proyecto, Silverio Cañada Estébanez y sus colaboradores de la editorial GEA estuvieron los últimos cuatro años, para dar forma a «la primera historia general de Gijón que se publica», recalca el editor, que también es el responsable del diseño y, junto a Matilde Rodríguez Díaz, de la maquetación de las páginas de los doce tomos de que consta la obra.

Reconoce el editor que «Historia de Gijón» es «un proyecto arriesgado que no se hizo hasta ahora al faltar el apoyo de un periódico, pero ahora, con LA NUEVA ESPAÑA, hubo ese apoyo, que fue lo que hizo posible sacar adelante esta obra».

Tras recordar que «la tirada es fundamental para un historiador», acostumbrados a que el gran público no sea especialmente adepto de los estudios históricos, Silverio Cañada Estébanez afirma que «la mayor dificultad fue dividir la historia de Gijón por períodos», puesto que «el problema es que Gijón tiene mucha riqueza en algunas etapas y, en cambio, en otras es muy pobre».

«Por ejemplo», prosigue el editor, «la etapa romana es muy rica y cada vez se está investigando más, lo mismo que la prerromana y en la Prehistoria, pero de la Edad Media no hay nada, salvo restos de fábrica románica de los siglos XII y XIII en algunas iglesias de las parroquias rurales».

Respecto a las infografías de la obra, que son suyas, Cañada Estébanez cuenta que con las que muestran Gijón antes de la llegada del primer hombre, que se publican en el primer tomo del coleccionable, «se me ocurrió la idea de que la mejor descripción sería ver el territorio y la verdad es que no tiene nada que ver con lo que nos podemos imaginar: era todo una gran arenal y marismas». La idea también es que «los tomos tengan un tamaño que permita lucir las fotos y las infografías».

Nacido en Gijón en 1964, Silverio Cañada Estébanez lo aprendió todo del mundo editorial de su padre, con el que empezó a trabajar muy joven, ayudando en la empresa familiar. Y como gijonés opina el editor que «no conocemos bien nuestra historia; realmente sabemos algo del siglo XX, de los movimientos obreros, lo que pasó en la Guerra Civil, que está presente en la gente, pero no hay conciencia, como ocurre en ciudades como Mérida o Tarragona, de que esta es realmente una ciudad romana, fundada por los romanos, y no le damos la importancia que le dan en otras ciudades».

También, en opinión de Silverio Cañada Estébanez, «existe el problema de que de la Edad Media no tengamos nada y quizá haga que el gijonés tenga un cierto desapego hacia la historia de su ciudad».

No obstante, «Historia de Gijón» pretende despertar esa curiosidad para que, como afirma Silverio Cañada Estébanez, «el gijonés sea consciente de que esta ciudad tiene mucha historia y muy larga».

El próximo domingo, 7 de febrero, estará en los quioscos el segundo tomo de «Historia de Gijón», dedicado a la etapa prerromana, del que son autores José Luis Maya González y Francisco Cuesta Toribio.