M. A. I. S., propietario de una clínica situada en la calle Corrida, se enfrenta a una pena de cuatro y años y medio de cárcel acusado de un delito de intrusismo profesional. El fiscal asegura que el imputado suplantó el papel de un médico sin tener titulación desde su establecimiento y pide el cierre de la clínica.

El representante del ministerio público pone dos ejemplos de esta mala actuación. Una de las denunciantes inició en el año 2003 un tratamiento para una depresión. El acusado le dijo que dejara los medicamentos que le había recetado el psiquiatra y que se sometiera a un nuevo tratamiento. Tres años más tarde esta paciente intentó suicidarse. En el otro caso, el acusado quiso realizar una limpieza de intestino. La paciente tuvo que ingresar en urgencias de Jove con vómitos, mareo y dolores.