J. L. ARGÜELLES

La Autoridad Portuaria de Gijón debe sujetarse a las disposiciones de un convenio de normalización financiera, supervisado por una comisión de seguimiento, para estabilizar sus cuentas cuanto antes. Es una de las condiciones impuestas por el Ministerio de Fomento, del que depende Puertos del Estado, para la concesión del crédito de 215 millones con los que El Musel hará frente al sobrecoste de 216 millones (sin IVA) por la obra de ampliación que se ejecuta en la terminal gijonesa.

El objetivo de ese convenio es «conseguir que la Autoridad Portuaria de Gijón alcance parámetros de estabilidad financiera en el más breve período de tiempo», manifestó la secretaria general de Transportes, Concepción Gutiérrez, el pasado lunes en la sede de Puertos del Estado, en Madrid, durante la firma del crédito para El Musel. Al acto acudieron el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, y el consejero de Infraestructuras, Francisco González Buendía.

La Autoridad Portuaria tiene una deuda reconocida por la obra del superpuerto de 465 millones, aunque podría tener que recurrir a un nuevo crédito al estar obligada a esperar hasta la finalización de los trabajos de ampliación para recibir el 20 por ciento de los 247,5 millones, en fondos de cohesión, aprobados por la Comisión Europea.

El presidente de Puertos del Estado subrayó durante el acto de la firma del crédito para El Musel que si Fomento ha optado por el préstamo a la terminal gijonesa, negociada por Areces y por el ministro José Blanco, es porque la operación tiene todas las garantías financieras. «No todos los puertos podrán obtener financiación por vía de los Presupuestos Generales del Estado, sino únicamente aquellos que tengan garantizada su viabilidad», según declaraciones recogidas por «Diario del Puerto», publicación especializada en información portuaria.

El presidente de El Musel, Fernando Menéndez Rexach, ha manifestado reiteradamente que el Puerto tiene suficiente capacidad financiera para hacer frente a su deuda. Aunque aún no hay datos oficiales, la principal dársena asturiana acabó el ejercicio de 2009, uno de los peores en la historia reciente de la terminal por la fuerte caída de los tráficos de graneles sólidos, con unos beneficios de unos 7,5 millones, según ha adelantado el propio Rexach. Éste y Areces han insistido en que la obra de ampliación permitirá acceder a nuevos segmentos de negocio. La regasificadora adjudicada a Enagás o la autopista del mar con Francia son dos ejemplos.