R. GARCÍA

Gabriel Gabarri, el vecino de Gijón de 32 años que el 15 de enero pasado atracó una joyería de la calle los Moros a punta de navaja, está ya en la cárcel. El acusado aseguró ante la juez que se encontraba de guardia en la mañana de ayer que padecía una «importante» adicción a las drogas, lo que le impulsaba a cometer delitos. De hecho, el de la joyería no fue el único robo con violencia que protagonizó Gabarri el pasado mes. También asaltó una autoescuela y amenazó a una mujer en plena calle para quitarle el bolso. Por todo ello, la juez de instrucción decidió, a instancia del fiscal, el ingreso en prisión sin fianza de Gabarri, que fue detenido el pasado martes en la cola del Inem.

El primer acto delictivo del que la Policía tiene constancia tuvo lugar el 13 de enero. El ahora detenido entró en una autoescuela, intimidó a la trabajadora que se encontraba al frente del negocio con un objeto punzante y se llevó su cartera. Tras el asalto Gabarri escondió el botín entre sus prendas y se alejó del lugar, según la Policía, «guardando el arma y de forma tranquila, como un cliente más».

El día 15 de enero volvió a robar. Y empezó pronto. A las siete y media de la mañana asaltó a una mujer por la calle, la cogió por el cuello y la amenazó con un arma blanca. El delincuente llegó incluso a tirar a la mujer al suelo para robarle el bolso. Apenas seis horas después entró en la joyería situada a la altura del número 36 de la calle los Moros. Por tercera vez en dos días su objetivo era una mujer. Amenazó con una navaja a la dependienta que en aquel momento se encontraba en el negocio y le robó 200 euros. La trabajadora pudo salir corriendo y pedir auxilio.

Los viandantes la ayudaron y persiguieron al delincuente hasta el edificio situado en el número 30 de la avenida de la Costa, en donde un testigo aseguró posteriormente que había entrado el acusado. El exhaustivo registro policial del inmueble confirmó que Gabarri no se encontraba allí, por lo que los agentes abandonaron la calle después de ocho horas de vigilancia. Los agentes sospechan que debido a la presión policial el delincuente eligió la casa de un familiar para esconderse. Lo que sí pudieron confirmar es que el acusado residía en uno de los pisos del inmueble con su mujer, María Jesús Lastra, que ayer permanecía a la puerta de los Juzgados esperando a su marido. La relación entre ambos comenzó durante un juicio en el año 2006. Entonces el ahora imputado cumplía una pena privativa de libertad en Topas, en Salamanca, y decidió trasladarse a Villabona para estar más cerca de Lastra, el primer transexual que logró ser trasladado a un módulo de mujeres.

Gabriel Gabarri permanece desde ayer en la cárcel de Villabona, la prisión de la que salió para contraer matrimonio hace poco más de dos años, en diciembre de 2007 y en donde convivió con su mujer durante varios meses. Gabarri había conocido a la que sería su esposa, la transexual María Jesús Lastra, en los Juzgados. Y allí surgió el «flechazo».