Acababa de finalizar la reunión de Manos Unidas, en cuyo transcurso se presentaron los principales proyectos que esta entidad desarrollará en 2010, cuando ya en la puerta uno de sus colaboradores me entregó dos fascículos, uno de ellos se titulaba «Manos Unidas, libro de proyectos financiados en 2008». Me puse a ojearlo antes de iniciar este comentario, e inmediatamente vi imprescindible conceder prioridad a su contenido. Impresionante. No nos extraña que en la actualidad desde todos los sectores sociales, incluso desde aquellos que se muestran más hostiles con la Iglesia católica, reconozcan la amplia, eficaz, limpia y trascendente labor de Manos Unidas en el Tercer Mundo. Como muestra, diré que sólo en África Manos Unidas ha ejercido su labor humanitaria en 19 países, financiando la construcción de escuelas, centros de salud, traídas de agua, adquisición de maquinaria agrícola, ambulancias, laboratorios, centros de informática, bibliotecas, albergues para estudiantes, talleres, centros de formación profesional o de acogida para mujeres con problemas o personas discapacitadas... De todo. Angola, Camerún, Benín, Burundi, Kenia, Ghana, Ruanda, Nigeria, Mozambique, Malaui, Senegal, Mauritania... Así, hasta 19 estados africanos que han recibido millones de euros recaudados uno a uno, a golpe de generosidad social, sólo una pequeña cantidad proviene de instituciones oficiales. Por cierto, ni un euro de los Ayuntamientos de Gijón y de Oviedo, únicamente han contribuido los de Castrillón, Navia y Tapia de Casariego, sumando entre los tres 4.500 euros. En América 13 países reciben estas mismas ayudas de Manos Unidas, pero al llegar a Asia nos perdemos; la entidad ha intervenido en más de 30 puntos. A día de hoy Manos Unidas ya ha enviado más de 1.200.000 euros a Haití.

La presentación de ayer, celebrada en el salón de actos de la basílica del Sagrado Corazón, recinto muy pequeño, dada la numerosa asistencia, tenía un atractivo añadido: la religiosa gijonesa de la Asunción Marile Castro Vigil iba a exponer las amplias colaboraciones que esta orden ha mantenido con Manos Unidas, vividas por su propia experiencia, ya que gran parte de su carrera docente ha tenido como escenario las misiones africanas. Abrió las intervenciones la presidenta de Manos Unidas en Gijón, María Elvira García Castañedo, manifestando que ésta era la 51.ª campaña de la asociación, titulada «Contra el hambre, defiende la Tierra». Tal epígrafe lo desarrolló la cooperante María Dolores Rionda, haciendo una reflexión sobre los daños que el cambio climático ocasiona en los más pobres: sequías, deforestación, movimientos de refugiados, más hambre... «Cada uno de nosotros ha de tomar conciencia y decidir de qué modo puede colaborar en la defensa de la Tierra», dijo, ya que la búsqueda del bien común entra de lleno en el principio de solidaridad basado en el Evangelio.

«Ha sido una preciosidad», manifestó Marile Castro, refiriéndose a la intervención de Loli Rionda, «qué bien que los jóvenes laicos tengan ese espíritu». Ayudándose de imágenes y de una voz muy bonita, Marile Castro explicó cómo la conciencia ecológica promovida por la fundadora, Santa María Eugenia, ha sido un valor siempre promovido en la educación de la Asunción, de ahí que las colaboraciones con Manos Unidas hayan sido constantes. Puso el ejemplo de la escuela construida en Uagadugú, capital de Burkina Faso, cuya docencia ha sido encargada a la Asunción.

Por último, se expuso el proyecto principal de la campaña de Manos Unidas para 2010, promovido por el arciprestazgo de Gijón, consistente en edificar en Angola, concretamente en Kibala, un centro de Educación Primaria dirigido por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. El importe, 137.050 euros, no duden que se conseguirá. «Pensamos que con la crisis... Para nuestra sorpresa, este año ha subido la recaudación», apuntó María Elvira García Castañedo.