Cantante

Toli Morilla nació en Oviedo en 9 de octubre de 1961. Fue platero y azabachero hasta que en el año 1997 la publicación del disco «Nunca des la espalda» le consolidó como cantautor enredado entre el rock y el folk. Luego llegarían «Entre el barro y las preguntas», «Nueche d´insomniu» y, ahora, el original «Diez cantares de Bob Dylan n´asturianu». Hoy ha decidido convertirse en Cyrano de Bergerac con un traje cedido por José Antonio Lobeto de «Teatro Margen».

-!Será por narices!

-Tengo «tocha», no hace falta mucha foto para verlo. Decía Mikel Erentxun que los músicos que más le gustan tienen muchas narices...

-No, si yo lo digo por su disco de versiones de Bob Dylan en asturiano.

- Sí, es un proyecto con narices... y más cosas.

- ¿Y si hubiera sido gallego o catalán?

- Esa situación roza la ciencia ficción; creo que está sobrevalorando mi capacidad.

-No empecemos... Eso todavía no me lo había planteado.

-Yo me refiero a la capacidad de adivinación.

-¡Jolines!, yo no iba por ahí,. Es más, a usted lo veo correctísimo. Incluso muy comedido.

-Respecto a la corrección, sí es verdad que intento ser lo más correctamente correcto e insurrecto.

-Eso está muy bien.

-Respecto a lo de comedido, soy más bien comediante.

-Volvamos al tema de la adivinación. No se si tiene bola o no, pero, dígame, ¿cuánto tiempo van a estar tocándole las narices sus amigos por lo de hoy?

- Voy a estar en cuarentena, más que nada por el tema de los rozamientos.

-¿Eh?

-Me refiero a rozamientos afectivos, sensuales...

-¡Oiga, vamos a ser serios! Además de Cyrano, ¿de qué le hubiera gustado disfrazarse?

- En el espejo me ví más parecido con el «Capitán Haddock», el compañero de Tintín en «El secreto del unicornio».

-Eso para otro año.

-Vale. Esta vez me gustó desafiar a la cámara con la espada toledana.

-Hablando de espadas, lo de los boys ya no se estila pero ¿y lo de las girls? ¿Iría a ver un strip-tease?

-Creo que lo primero aún sigue en auge. Para ese tipo de espectáculos «culturales» no existe la crisis.

-Eso digo yo.

-¿Ve? Estamos de acuerdo en casi todo.

-¡Ya! Lo que usted diga, pero no me despiste. ¿Qué le pediría al genio si encontrara una lámpara maravillosa?

-Primero miraría de que metal está hecha la lamparita; más que nada para valorar cuantos euros me daría un anticuario por ella.

-¡Venga!, imagínese que el genio no está en crisis...

- Le diría que me mantuviera.

-Va la última. ¿Torea o le torean?

- Yo juego al ping-pong

-Caballero, está claro que me ha arruinado la entrevista.

«Mi intención es ser correctamente correcto e insurrecto, y más que comedido soy comediante»