Eloy MÉNDEZ

A medida que avanzan las obras de ampliación del parque de Los Pericones, que deberían haber concluido en diciembre, crece el enfado de los vecinos de Ceares. Después de haber luchado sin éxito contra el trazado de un carril-bici que atravesará la gran zona verde y contra la plantación de nuevos árboles en la explanada donde tradicionalmente se celebran las fiestas de Santiago del barrio, los residentes denuncian ahora el derribo de un edificio «histórico» para construir una gran nave donde el Ayuntamiento guardará material para el cuidado de los jardines. El viejo inmueble, un caserón de dos plantas de propiedad municipal, fue derruido hace casi un mes después de años de abandono y de propuestas vecinales para su rehabilitación y conversión en un gran espacio hostelero o de servicios ciudadanos.

«Nadie nos dijo nada, de la noche a la mañana, tiraron la casa y parte de la historia de Ceares», asegura Rufino Gallegos, presidente de la Asociación de Vecinos. Lo cierto es que el Ayuntamiento había reservado parte de los 2.836.322,11 euros del Plan Estatal de Inversión Local que costará la mejora de Los Pericones para adecuar la construcción, pero no estaba previsto inicialmente su eliminación. «Era una edificación que recordaba el pasado rural de la zona y que estaba en medio de una gran finca aledaña al parque», sostiene Gallegos, que acusa a los responsables municipales de «querer borrar» la fisionomía tradicional de Ceares para «convertirnos en una prolongación de Viesques».

El viejo caserón había pasado a ser propiedad del consistorio gijonés hace una década, cuando sus anteriores inquilinos abandonaron la morada. Desde entonces, numerosos vecinos del barrio habían solicitado su rehabilitación e, incluso, habían lanzado propuestas concretas a los responsables de Urbanismo. «Hubo quien recomendó que albergara la sede de la asociación, pero lo que más nos hubiera gustado es que se hubiera convertido en un establecimiento hostelero al lado del parque», dice Gallegos, que también denuncia «la ausencia de este tipo de espacios en nuestras calles».

La opinión del líder vecinal es compartida por muchos otros residentes. «Las obras de Los Pericones se han hecho sin tener en cuenta a los que vivimos aquí», dice Soledad García, que considera que al derribo del edificio se suma «la eliminación de grandes espacios abiertos donde jugaban los niños debido a la plantación de nuevos árboles o la urbanización de otros lugares para trazar un carril bici que nadie había pedido». «Si nos hubieran consultado, seguramente no se habría tirado la casa», dice por su parte José Luis Iglesias, otro de los afectados.

Consumado el derribo, los perjudicados solicitan ahora que la futura instalación que levantará el Ayuntamiento en su lugar «respete el entorno». Hace unos días, comenzaron las obras de cimentación de la nave, que estará junto al campo de fútbol de La Cruz y donde el departamento de Parques y Jardines guardará casi todo el material que los operarios de Emulsa emplean en sus labores en la zona sur de la ciudad. «No sabemos nada acerca de lo que será esa instalación, pero pedimos que quede bien integrada, porque estará a la entrada del parque», sostiene el presidente de la asociación de vecinos.

El gobierno local solicitó el pasado mes de diciembre una prórroga para finalizar la ampliación de Los Pericones, que inicialmente debía estar ejecutada a finales de 2009, tal y como exigían los requisitos para la obtención de fondos del plan E. Esta reforma convertirá el espacio en el mayor pulmón verde del casco urbano, con una superficie de casi 374.000 metros cuadrados.